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martes, 7 de junio de 2011

MAS DE VIAJES ASTRALES

El cuerpo astral vuela las primeras veces hacia el cielo y es capaz de llevarnos a otros planetas, pero prefiere dirigirse a los canales astrales. Estos canales son como túneles oscuros, o de diferentes colores, que absorben el cuerpo astral y le elevan hasta diversos planos astrales. La mayoría de los canales son rectos y permiten una rápida ascensión, pero también los hay retorcidos y laberínticos, que pueden llevarnos hacia arriba o hacia abajo a otras dimensiones.

Los canales ascendentes se relacionan por regla general con imágenes simbólicas y celestiales, unas luminosas y atrayentes, y otras apagadas y tristes. Uno de esos canales es muy amplio y en él podemos ver a mucha "gente" caminando y ascendiendo dificultosamente. La escena recuerda el purgatorio dibujado por Doré, pero nuestro cuerpo astral raras veces camina junto a los demás, es más, parece tener cierta reticencia a acercarse y pasa volando por encima de todos.

Uno de los canales preferidos del cuerpo astral, quizá por que se parece mucho a la imagen clásica que tenemos del cielo, es el canal azul. Este canal nos eleva y nos lleva a una zona luminosa y nubosa. La entrada del canal es algo oscura, pero en la cima emana una atrayente y tranquilizadora luz. Muchas persona que han tenido una experiencia de muerte clínica se lanzan hacia el inmediatamente.

Como decía, a la salida del túnel nos encontramos con una especie de cielo azul, luminoso y nubloso, muy agradable y confortable. En este cielo podemos pasar un tiempo, aunque el tiempo en dicho lugar no tiene sentido muy grato, tan grato que a menudo las personas quieren quedarse en el para siempre. Es decir, que la estancia en ese lugar nos hace desear la desconexión con el mundo físico.

Al principio nos encontramos solos, pero pasado un tiempo podemos empezar a tener compañía y disfrutar de situaciones celestiales, con ángeles, coros, etc. Poco después, sentimos la necesidad de avanzar en dicho plano y nos dirigimos astral e irremediablemente hacia la fuente de luz, una fuente que no parece tener origen pero que nos atrae hacia una especie de puerta que deseamos cruzar con toda el alma, a pesar de que a veces nos asalten ciertos temores al hacerlo.

Pero antes de poder avanzar hacia ella, no encontramos con un personaje al que algunos llaman guardián azul. Ese guardián parece un ser luminoso y azul, formado con esa misma luz y nubosidad del plano.
A primera vista parece de nuestro tamaño, pero a medida que nos vallamos acercando a la puerta se convierte en un gigante para nosotros que nos impide el paso.

Su presencia es tan acogedora como sobrecogedora y nos hace sentir la necesidad de seguir adelante y traspasar el portal. Pero si no ha llegado nuestra hora, es decir, si no estamos del todo muertos, e insistimos en cruzar, nos dice algo así como: "Aun no ha terminado tu misión en la tierra", y nos manda de regreso inmediatamente a nuestro cuerpo físico. A veces no hace falta que queramos cruzar el portal para que nos mande de vuelta a casa, es mas, muchos cuerpos astrales ni lo ven siquiera cuando les habla y les devuelve al cuerpo.

Otras personas se han asustado cuando, en lugar de devolverles al cuerpo, le dice que pueden quedarse todo el tiempo que quieran allá arriba. De cualquier manera, solo deja pasar el portal a los verdaderamente muertos, aunque algunos magos y santones aseguran haber cruzado el portal gracias a su elevada calidad espiritual.

La Confusión
Cuando una persona alcanza cierta practica en la ejecución de los viajes astrales, suelen suceder dos cosas:
Que deja los preámbulos de sensaciones y visiones ambientales para pasar inmediatamente a los canales.
Que tarde o temprano termina convirtiendo su experiencia mística en una simple proyección mental.

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