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domingo, 25 de noviembre de 2012

LAS SIETE REGLAS DE PARACELSUS

 
 
1.- Lo primero es mejorar la salud.-
Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un tratamiento. Bañarte diariamente, es un habito que debes a tu propia dignidad.
2.- Desterrar absolutamente de tu ánimo, por mas motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza,
venganza y pobreza.
Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores por natural bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la base de sus discursos u ocupaciones. La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.

3.- Haz todo el bien posible.
Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.

4.- Hay que olvidar toda ofensa, mas aun: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo.
Tu alma es un templo que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y perfecto en si, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.

5.- Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada.
Esto fortifica enérgicamente el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con las buenas influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas ideas, susceptibles de cambiar toda una existencia. Con el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente por una voz interior que te guiara en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia. Ese es el daimon de que habla Sócrates.

6.- Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales.
Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras. por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es regla de suma importancia.

7.- Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el día mañana.
Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. Jamás te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños. Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo. El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el desastre. Si estudias atentamente a las personas de buena suerte, veras que intuitivamente, observan gran parte de las reglas que anteceden. Muchas de las que allegan gran riqueza, muy cierto es que no son del todo buenas personas, en el sentido recto, pero poseen muchas virtudes que arriba se mencionan. Por otra parte, la riqueza no es sinónimo de dicha; Puede ser uno de los factores que a ella conduce, por el poder que nos da para ejercer grandes y nobles obras; pero la dicha más duradera solo se consigue por otros caminos; allí donde nunca impera el antiguo Satán de la leyenda, cuyo verdadero nombre es el egoísmo.
Jamás te quejes de nada, domina tus sentidos; huye tanto de la humildad como de la vanidad. La humildad te sustraerá fuerzas y la vanidad es tan nociva, que es como si dijéramos: pecado mortal contra el Espíritu Santo.

Paracelso

Nada de lo que escuches, sin importar quien lo diga. Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito. Nada debes aceptar, sin previo discernirlo. Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no. Lee, Informate e ¡Investiga! Cometa Azul Te saluda

QUE ES LA METTA ....

 
Metta es una poderosa práctica de la tradición budista para abrir y encarnar el amor incondicional.
 
Metta es una palabra que significa viviendo en la bondad. Es una práctica meditativa y de bienestar para ti y para los demás.

A partir de la práctica Metta comenzarás tu viaje al punto de equilibrio entre el cuerpo y el espíritu. Es un viaje que va a comenzar a sanar todas las áreas de tu cuerpo, corazón y mente.

Instrucciones básicas para la práctica Metta

Siéntate cómodamente en una silla o almohadón en un lugar donde no serás molestado durante 15 minutos.

Con los ojos abiertos o cerrados, relájate, respira con facilidad y comodidad. Siente tu energía instalarse en tu cuerpo, fácil y cómodamente.

Empieza a llevar la conciencia al área de tu corazón, y deja que tu respiración se origine en esa zona. Mira si ciertas palabras emergen de tu corazón que dicen lo que deseas profundamente para ti mismo.

Por ejemplo, “Puedo disfrutar de la paz, puedo disfrutar de la buena salud y de la abundancia de amor". Continúa de esta manera hasta que sientas una sensación de bienestar.

Ahora, visualiza o imagina irradiando hacia el exterior, en una serie de círculos concéntricos, este bienestar hacia otras personas que tienen una estrecha cercania contigo.

Por ejemplo, "Que mi marido, novio, novia, esposa, hijo, hija, gocen de buena salud, paz y abundancia de amor." Continua irradiando este bienestar hasta que sientas que es suficiente.

A continuación, mueve el círculo desde tus conocidos a los que no conoces, hacia fuera de tu ciudad, estado, país y el mundo entero. Finaliza la práctica cuando lo sienta plenamente realizado.

La practica tiene una estructura para ayudarnos, consta de cinco partes cada una de las cuales podemos hacer durar 5 o 10 minutos.

1º Desarrollamos metta hacia nosotros mismo
2º Metta hacia un buen amigo/a
3º Metta hacia una persona indiferente
4º Metta hacia una persona difícil
5º Metta hacia todos los seres.

1. Concentra la atención en ti mismo. Usa tu nombre.

Con la exhalación “Que pueda yo ser más amable conmigo mismo”
Con la exhalación “Que pueda cuidar mejor de mi mismo”
Con la exhalación “Que pueda yo ser libre de sufrimiento”
Con la exhalación “Que pueda yo progresar”

2. Hacia un amigo o amiga. Usa el nombre de tu amigo.

Con la exhalación “Que ______ sea amable”
Con la exhalación “Que ______ cuide de si mismo”
Con la exhalación “Que ______ esté libre de sufrimiento”
Con la exhalación “Que ______ progrese”

3. Hacia una persona indiferente. Usa el nombre de la persona indiferente.

Con la exhalación “Que ______ sea amable”
Con la exhalación “Que ______ cuide de si mismo”
Con la exhalación “Que ______ esté libre de sufrimiento”
Con la exhalación “Que ______ progrese”

4. Hacia una persona difícil. Usa el nombre de la persona difícil.

Con la exhalación “Que ______ sea amable”
Con la exhalación “Que ______ cuide de si mismo”
Con la exhalación “Que ______ esté libre de sufrimiento”
Con la exhalación “Que ______ progrese”

5. Extendemos los sentimientos de metta a todo tipo de personas.

Con la exhalación “Que todos, y cada uno de los cuatro seamos Metta”

Con la exhalación “Que todos los seres en este barrio sean Metta”

Con la exhalación “Que todos los seres en esta provincia sean Metta”

Con la exhalación “Que todos los seres en este país sean Metta”

Con la exhalación “Que todos los seres a través del tiempo y del espacio progresen”
Nada de lo que escuches, sin importar quien lo diga. Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito. Nada debes aceptar, sin previo discernirlo. Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no. Lee, Informate e ¡Investiga! Cometa Azul Te saluda

viernes, 23 de noviembre de 2012

KWAN YIN - SUS PALABRAS


Mientras haya un ser humano que esté sufriendo, nosotros tendremos trabajo por hacer, no importa en donde se encuentre, no importa que tipo de problema sea, llegaremos hasta donde sea posible llegar y haremos lo que sea necesario hacer".
Kwan Yin: maestra ascendida de la cultura oriental. Se la conoce como la Diosa de la Misericordia o la Diosa del Amor y a ella rinden culto incontados budistas. Su nombre en pinyin: Guanshi"yin, significa "la que escucha el llanto del mundo".
Kwan Yin (también se la nombra como Guan Yin) hace parte del Tribunal Kármico encargado de revisar el registro akásico (memoria de vidas pasadas) de aquel que aspira a una nueva encarnación, para así destinarla a la nueva esfera donde recibirá la instrucción que le sea necesaria.

Se dice que Kwan Yin ha hecho voto de no entrar en los reinos celestiales hasta que todos los seres humanos se hayan liberado del samsara (ciclo de nacimiento, muerte y reencarnación) al haber alcanzado la iluminación.
Sus devotos creen que pueden acudir a ella cuando se encuentran en problemas, sobre todo cuando están en riesgo de ser lesionados por el agua, el fuego o las armas. También se dice que oye las peticiones de quienes desean tener hijos sin importarle a que religión perteneces para que pueda escucharte.

Varias técnicas de curación energética atribuyen sus beneficios a la inspiración y ayuda de la maestra Kwan Yin, una bodhisattva enigmática y sabia a quien se le atribuyen conceptos tan valiosos como los siguientes:

"El amor salva todos los abismos".

"Siempre, por más profundo que sea el dolor, por más grande que sea el temor, por más oscuro y complicado que sea el problema, existe una rendija por la cual puede llegar a penetrar la luz del espíritu".

"Al corazón se le educa no con conceptos sino con emociones. Un corazón que ha crecido en medio de los suaves efluvios del amor, aprenderá a emanar estas mismas emociones sin medida y sin descanso. Pero un corazón forjado en la fría indiferencia, no podrá hablar el lenguaje del cariño y las caricias".

"La felicidad está siempre en nosotros mismos y no en cosas ajenas a nosotros. Nadie va a darme la felicidad, sólo yo puedo conseguirla".

"Lo que recibo ahora es lo que sembré ayer y lo que siembre ahora será lo que reciba mañana"

"Los problemas actuales son resultado de acciones incorrectas del pasado. El momento presente es el indicado para ir sembrando futuro".

"Tengo una misión en la vida: ser feliz y hacer felices a los demás".

"Sólo el camino del centro (el equilibrio, el punto medio, la mesura) es el único seguro, el único firme, el único que te permitirá seguir avanzando".

"Cultiva la mirada dulce, no descuides el lenguaje, esta es la más perfecta manifestación que el hombre ha desarrollado para acercarse los unos a los otros.Un apretón de manos, una palmadita en la espalda, tal vez sean capaces de romper los más duros cerrojos".

"Sólo en el amor y en la paz interior puedo tomar las decisiones correctas".

Nada de lo que escuches, sin importar quien lo diga. Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito. Nada debes aceptar, sin previo discernirlo. Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no. Lee, Informate e ¡Investiga! Cometa Azul Te saluda

miércoles, 21 de noviembre de 2012

OTRA HISTORIA IGNORADA - EL GRAN SECRETO DE LOS ANDES

En 1961, un desconocido Brother Philip editaba en Inglaterra una obra controvertida: “El Secreto de los Andes”. El extraño libro, repleto de esoterismo, hablaba de los misterios del lago Titicaca y la existencia de un sacerdote llamado Aramu Muru como líder de una secreta “Hermandad de los Siete Rayos”. ¿Existen esos maestros ocultos?

Un santuario escondido en el altiplano
En el texto, Philip explica el pretendido origen de Aramu o el “Señor Meru”, afirmando que el presunto personaje fue un antiguo guardián del conocimiento de Lemuria ⎯tierras hoy sumergidas en el océano Índico, entre África y Madagascar, aunque confundidas con Mu, el otro mundo hundido en el Pacífico⎯. Supuestamente, luego de la caída de su civilización, aquel sabio sacerdote habría emigrado a Sudamérica, concretamente al lago más alto del planeta, para traer consigo un poderoso disco de oro, un objeto sobrenatural que recuerda al famoso “Disco Solar” de los incas, que otrora se podía contemplar en las paredes del Qoricancha, antes de la conquista española. Como fuere, el libro de Philip introdujo en los años 60 la existencia de Aramu Muru, la Hermandad de los Siete Rayos, y el Disco Solar como elemento importante de la Hermandad Blanca, además de mencionar lugares de poder como Marcahuasi o Paititi dentro de una red de “templos” que posee aquella esquiva comunidad de Maestros invisibles.
El libro de Philip cayó en mis manos cuando era un adolescente. Me intrigó sobremanera, ya que el primer punto que exploré en relación a los intraterrestres en Perú fue, precisamente, el lago Titicaca. Curiosamente, con los años, también visitaría los mismos enclaves que menciona Philip en la cordillera de los Andes y en la peligrosa selva amazónica peruana. Entonces me preguntaba: ¿cómo llegó a obtener esas informaciones? Al parecer, su libro “El Secreto de los Andes” fue una copia no autorizada de las experiencias de un grupo místico de California que ya había estado en Perú y Bolivia por “encargo” de la Hermandad Blanca. Su líder ―hoy desaparecida―, Sister Thedra, había sido la protagonista y depositaria original de esos extraños conocimientos que Brother Philip desparramaba en su controvertido libro.

Arriba: Sister Thedra y Brother Philip, los primeros impulsores en hablar de esa esquiva "Hermandad de los Siete Rayos".

Thedra, o más bien, Dorothy Martin, había fundado en Shasta, al norte de California, su “Asociación Sanat Kumara”, con el objeto de preservar los mensajes de sus Maestros que, presuntamente, conoció en Perú luego de sobrevivir a un cáncer linfático en su Chicago natal. Se cuenta que permaneció cinco años en los Andes, y que con toda la información reunida volvió a los Estados Unidos para continuar su labor bajo el encargo de la oculta Hermandad de los Siete Rayos. Producto de su insólita experiencia, en 1955 publicó el “Registro Thedra”, libro que causó tremendo impacto en diversos grupos espirituales, esotéricos y de contacto extraterrestre. Esa obra habría sido la base de la posterior publicación de Brother Philip. Cosa que no le gustó para nada a Thedra.
En una nueva edición de su polémico “Registro Thedra”, Dorothy Martin se tomó el trabajo de publicar la siguiente aclaración sobre el libro de Brother Philip. Cito textual:
“En 1955 estas transcripciones fueron dadas al público por primera vez. Muchas manos, muchos trabajadores en la luz ayudaron en su preparación. Desafortunadamente, este material fue recientemente plagiado y publicado en un libro titulado EL SECRETO DE LOS ANDES. Fue hecho sin autorización, sin permiso de la Hermandad de los Siete Rayos” (Registro Thedra).
Me resultaba imperante mencionar todo esto porque el libro de Philip influyó muchísimo en diversos grupos de contacto, místicos y toda clase de exploradores que se lanzaron en búsqueda de esa hermandad y sus conocimientos. Independientemente de que esa comunidad espiritual de Maestros andinos existe, y que muchos de los lugares que menciona Philip efectivamente son Retiros Interiores de la Hermandad Blanca, lo cierto es que su obra mezcló todo ello con Maestros Ascendidos, extraterrestres, y hasta ángeles. Aunque sabemos de la conexión que une tan variados temas, la forma como Philip los planteó fue, según nuestra humilde visión, distorsionada. Probablemente por las creencias esotéricas de su época.
Philip, en realidad, era George Hunt Williamson, un entusiasta norteamericano por estos temas que fue estrecho colaborador y hasta testigo presencial de los encuentros cercanos del contactado George Adamski. Un detalle curioso…
Otro dato: se cuenta, además, que en 1957 Hunt Williamson conoció en persona al principal difusor del enigma de Marcahuasi, el Dr. Daniel Ruzo, viajando juntos a la meseta andina donde, al lado del explorador Gene Savoy ―descubridor del centro Chachapoya “El Gran Pajatén”― observaron la evolución de varios ovnis. Ante el acontecimiento, se dice, Hunt Williamson huyó aterrado meseta abajo. No obstante a esta experiencia, publicó en 1959 “Road in the Sky”, obra que ya se adentraba en el tema de las humanidades desaparecidas y seres de otros mundos. Hay que decir que buena parte de las informaciones de este primer libro fueron retomadas y complementadas posteriormente en “El Secreto de los Andes”, que fue publicado dos años más tarde y citando, como no podía ser de otra forma, a Marcahuasi. Es importante entender estos vaivenes en la publicación del libro de Philip por su enorme influencia en la búsqueda de la Hermandad Blanca del Titicaca.
Pero al margen de todo ello, Aramu Muru, Meru, o “Azur-Mah”, es un personaje real que habría existido físicamente hace miles de años atrás. Y de hecho una leyenda local lo conecta con la Puerta de Hayumarca que se encuentra en Puno (Perú) frente al lago Titicaca. Ese fue uno de los primeros lugares de poder que exploramos tras la estela de los Maestros.
Pues bien, la historia que uno escucha en el lugar sostiene que el sacerdote de Lemuria “desapareció” en la Puerta de Hayumarca para esconder de los españoles el disco de oro que trajo consigo. Pero esta historia involucra entredichos. Por un lado, la conquista fue hace 500 años, no en tiempos post lemurianos. Y por otra parte, hay sólidas informaciones que señalan el Qoricancha del Cusco y la huida al Antisuyo en el Siglo XVI como la vía de escape del Disco Solar a su lugar final de descanso: Paititi.  Al menos, esa es la historia de ese disco (en otro artículo ya vimos que no es el único).
Además, como adelanté, varios escritores esotéricos confunden Mu y Lemuria. Hay que decir que ambos son dos mundos distintos. El primero, evoca un presunto continente desaparecido en el océano Pacífico: la Kasskara de los indios Hopi, cuyos posibles restos se amparan en Pascua, Tahití, Samoa, las islas Cook, las Tongas, las Marshall, las Kiribati, las Carolinas, las Marianas, Hawai y las islas Marquesas (entre otras). De allí provendría Aramu Muru. Y, por otro lado, “Lemuria” fueron vastas tierras que, en una época muy antigua, se hallaban unidas a África y Madagascar: la cuna del ser humano, en el actual océano Índico.
Ahora bien, separando a un lado estas teorías, y estudiando detenidamente la información disponible en el lugar, es inevitable rendirse a los indicios de que en el altiplano peruano-boliviano hay un misterio de grandes proporciones que hasta el día de hoy no ha sido del todo desvelado. ¿Quiénes fueron los seres que guiaron a Thedra hacia los Andes? ¿Por qué los mismos lugares que visitó Philip en los años 50 son frecuentados en la actualidad por distintos grupos de contacto extraterrestre? ¿Existe, realmente, la Hermandad de los Siete Rayos?


Arriba: Mapa que recrea la posible migración de los supervivientes de Mu.

La Hermandad de los Siete Rayos
El lugar clave de este misterio es, sin dudas, el lago Titicaca. Fue el primer punto que cobijó a Thedra antes de que entrara en contacto con sus presuntos Maestros. Tanto Philip, como Thedra, ubicaban la “Abadía” de la Hermandad de los Siete Rayos en el altiplano.
En el "Registro Thedra" (gracias a mi recordado amigo Willy López de Lima, tengo una copia conmigo), se afirma:
"La Abadía es un punto focal para la Hermandad de los Siete Rayos. Está en el Lago Titicaca, mirando al Valle de la Luna Azul..." (Pág 179).
Y en “El Secreto de los Andes” también hallamos otra información referida al altiplano y la ubicación de la perseguida comunidad de hombres sabios. En ella, Philip afirma que dos personas de Estados Unidos tuvieron acceso a la Abadía en 1957. Dice que fueron asistidas por un hombre desconocido ⎯tal como se les había señalado en experiencias previas⎯, para conducirlos a un valle escondido en los Andes peruanos. Se cree que esto ocurrió en el norte de Puno. Pero también hay otras versiones que sitúan actualmente ese “Retiro” en algún lugar de Cusco. Lo cierto, es que ese templo no se llama “Abadía”. Ese es un término religioso que el grupo de Thedra acuñó. Para la Asociación Sanat Kumara en el presunto monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos hay una organización mística, que empieza por un Aspirante; luego, más arriba, está el Novicio, Fraile, Monje, Prior y, finalmente, en la cúspide, el Abad. Por eso le llaman “Abadía”.
La palabra “Abad”, aunque se origina en viejos monasterios de Siria como un título honorífico para señalar a un hombre sabio y santo, se hizo muy conocida en los templos cristianos, inicialmente en la Europa de San Benito. Dudo mucho que la Hermandad Blanca emplee ese tipo de denominaciones tan cargadas de religión. Creo que es más una forma simbólica para referirse a la sabiduría o pureza de esos Maestros que protegen los santuarios perdidos de los Andes.
Y sobre la contradicción de que la “Abadía” se halle en Puno ⎯como originalmente sugiere Thedra y Philip⎯, o Cusco, ésta se resuelve al saber que no estamos ante un santuario, sino tres: en experiencias de contacto físico los Guías extraterrestres afirmaron que eran tres enclaves, uno ubicado al norte de Puno, el otro al norte de Cusco, y el tercero, al este de la célebre meseta de Marcahuasi (ver Informe Celea, 2001).
La Hermandad de los Siete Rayos sería un “brazo” de la Hermandad Blanca. Algunos chamanes andinos aseguran su existencia, y dicen que esa sociedad de sabios no es milenaria, sino más reciente: habría sido fundada por los grandes magos y sacerdotes del Tawantinsuyo luego de la conquista española en el Siglo XVI. Como fuere, algunos creen que no es casualidad que los incas tuvieran una bandera de siete colores. Esa bandera, aseguran, encerraba verdades metafísicas, como si de principios universales se tratara. Es la sabiduría que aún mantiene la Hermandad de los Siete Rayos. Sin embargo, la bandera de siete colores inca es un mito para la Academia Nacional de Historia del Perú. El tema, como vemos, es complicado.
Para los historiadores peruanos, en el imperio inca no existió el concepto de bandera, y por tanto éste nunca tuvo una. Así lo ha afirmado la historiadora e investigadora del Tawantinsuyo María Rostworowski, quien al ser consultada sobre la bandera de los siete rayos de colores, contestó:
"Les doy mi vida, los incas no tuvieron esa bandera. Esa bandera no existió, ningún cronista hace referencia a ella".
Al margen de ello, en mis distintos viajes a Puno y Cusco he escuchado de boca de ancianos chamanes alusiones a esa “Hermandad Perdida”. Lo hablé hace muchos años con Antón Ponce de León, cuando le visité en Samanahuasi, Urubamba, allá por 1994. El autor de “Y… El Anciano Habló”, sabía de esas hermandades secretas en los Andes, y que no era una comunidad, sino varias…
Los indios Qéros también lo saben. Tuve la ocasión de participar de dos expediciones al último reducto inca en los andes de Paucartambo (1996 y 2000). Aquellos hombres sabios de la montaña también hacían referencia a una sociedad de “Altomisayocs” que viven en comunidades aisladas, que se comunican telepáticamente y que pueden cambiar su apariencia humana por la de un ánimal, entre ellos, un gran cóndor blanco. Lo sé, suena a una locura. Pero esos mismos “poderes mágicos” poseían los primeros sacerdotes mayas, en México.  ¿Se trata de otra casualidad?

Arriba: un representante de la comunidad Q´ero comparte una histórica reunión con el Dalai Lama en el Qoricancha (Cusco, 2006).

Los Q´eros ⎯algún día escribiré sobre ellos⎯, saben de éstos y otros misterios. Pero no es fácil hablar con ellos: los más ancianos, y de mayor jerarquía espiritual, nunca bajan a la ciudad del Cusco.  Ellos permanecen en sus aldeas, emplazadas en la frías alturas de los Andes. Para llegar a ellas, hay que montar una verdadera expedición, con largas caminatas a más de 5,000 metros de altura.
Pero todos coinciden en algo: si hay un lugar donde se debe empezar a buscar, es en el lago Titicaca, ya que allí empezó todo…

Señales en el Altiplano
El espíritu de Shambhala se respira aquí con fuerza: los Andes y el lago sagrado, los guardianes gigantes (Chullpas) y los bloques de piedra de una humanidad desaparecida, son los recuerdos que evoca el intenso cielo azul de Puno reflejado en el lago navegable más alto de la Tierra. Es un escenario repleto de misterios.
Ya en 1977, la arqueóloga María Scholten de d’Ebneth sacudió los cimientos de la arqueología al publicar sus investigaciones sobre “La Ruta de Viracocha”. En dicho estudio, la señora Scholten demostró que diversos puntos arqueológicos de Bolivia y Perú—lugares que las leyendas marcan como “zonas de paso” del misterioso dios instructor Tecsi Viracocha— estaban magistralmente alineados con el uso de la geometría, poniendo así, sobre el tapete, los genuinos conocimientos científicos de las antiguas culturas andinas. Esto resulta inquietante porque lo primero que uno se pregunta es: ¿quién fue Viracocha? ¿Otro sacerdote salvado de las aguas como Aramu Muru, uno de los presuntos “maestres” de la Hermandad de los Siete Rayos? ¿Ambos no serán acaso el mismo personaje? ¿Por qué determinados lugares de poder se hallan “enlazados” por figuras geométricas? ¿Forma parte de un plan?
En Bolivia es bien conocida la disposición de los nevados Illimani, Illampu y Tiahuanaco —todos importantes centros de poder— en un sospechoso y perfecto triángulo.
Es importante mencionar que los grupos de contacto de Bolivia han vivido contundentes experiencias en los nevados antes citados, que son además lugares de continua actividad ovni. A todo esto podría añadir el enigma del Gran Tajo Rocoso o Desaguadero, que habría sido “abierto” por el dios Thunupa ―asociado también a la figura de Viracocha― en la playa de Chacamarca. Se piensa que el origen del Gran Tajo Rocoso es artificial, una singularidad sospechosa que permite drenar controladamente el lago sagrado y formar otros lagos menores como el Aullagas o Poopó.
El agudo escritor e investigador boliviano, Guillermo Lange Loma, aborda con valentía estos puntos extraños del altiplano en su libro “El Mensaje Secreto de los Símbolos de Tiahuanaco y del Lago Titikaka”, señalando además los sospechosos e impresionantes plegamientos que se observan a ambos lados del tajo de Thunupa, lo cual sugiere ese posible origen artificial. El Gran Tajo Rocoso puede ser visto desde el espacio, al igual que el lago sagrado, lo cual tampoco sorprende porque el Titicaca es —y de esto estoy absolutamente seguro— un importante señalizador planetario.
Debo reiterar que la “conexión” se percibe cuando se pisa estas tierras. Se siente en el aire, en la vegetación, en el azul del lago, y hasta en las piedras de las ruinosas paredes presuntamente incaicas de la Isla del Sol. Según nuestras observaciones, en la isla se encuentran numerosos túneles, que lamentablemente han sido tapados y enterrados por la superstición de la época feudal boliviana, tal como ha ocurrido también en Perú y Ecuador. Pero a pesar de ello, encontramos, luego de diversas indagaciones, la posible entrada —obstruida también, por cierto— del túnel que se afirma conecta con la Isla de la Luna y, por si esto fuera poco, desde allí con Cusco en el Perú. Cualquiera que ve esto, no podría evitar pensar que el legendario Manco Capac ―el primer Inca del Imperio del Tawantinsuyo― y sus hermanos viajaron al Cusco bajo tierra para salir por las cavernas de Pacaritambo.
Ignoro cuál fue el lugar exacto donde Thedra inició su contacto con los miembros de la Hermandad de los Siete Rayos. Pero sin duda ello pudo haber ocurrido en cualquier lugar del Titicaca, o en sus alrededores…
Hay uno en particular que suele ser referido por los exploradores.
Me refiero a Hayumarca, “La Ciudad de los Espíritus” en aymará.
¿Fue en Hayumarca donde Thedra entró en contacto con los Maestros?
¿Por qué tanto Thedra, como Philip, ni siquiera la mencionan, si es que realmente visitaron Puno? ¿No la conocieron?

Arriba: Ricardo González en la Puerta de Aramu Muru, en Puno, Perú.

La Puerta de Aramu Muru
Se accede al lugar desde la ruta que bordea al lago sagrado (que une Puno con Desaguadero). Ya en el camino, se pueden advertir sus extrañas formaciones rocosas que convierten al enclave en un verdadero laberinto. Visitar el bosque de piedra de Hayumarca es toda una experiencia. En su silencio, casi sobrenatural, uno siente apartarse. De hecho, su paisaje es sospechosamente similar al que uno puede hallar en Marcahuasi, en la sierra central de Lima. Irradia la misma atmósfera de misterio. Hoy sé por qué…
Lo que más cuentan los lugareños sobre el portal de Hayumarca es que éste se “abre” ante las personas correctas, caminantes que fueron invitados a franquear sus misterios. Esa entrada, o lo que fuese, sería espiritual, aunque hay relatos de traspasos físicos. Este fenómeno no ocurre siempre, pero cuando sucede, hasta el clima responde con fuertes tormentas, como si invisibles fuerzas de la naturaleza se activaran cuando el traspaso está por ocurrir. Huelga decir que no hay una fecha exacta para que esto suceda, pero los más ancianos dicen que los solsticios y equinoccios son “buenos momentos” para preguntarle a la Puerta. ¿Preguntarle a la Puerta? Los ancianos dicen que Hayumarca también funciona como un “oráculo”. Luego de varios viajes, investigaciones y experiencias allí, estamos seguros de ello. La Puerta no es sólo un umbral, sino un verdadero Templo.
No tenemos mayores rastros de su historia. De hecho, no se podría decir que es inca. Parece ser más antigua que el propio Imperio del Sol. El propósito de tallar una puerta ciega en semejante roca no deja de ser un misterio que ha taladrado la mente de muchos estudiosos. ¿Será efectivamente una puerta interdimensional a otra realidad, donde aguardan los Maestros intraterrenos? ¿O es solo un oráculo chamánico que se remonta a otros tiempos?
Como sea, nosotros fuimos testigos de varios fenómenos en el lugar, todos concentrados en torno a esa enigmática puerta.
Casi al centro de su pequeño pórtico, se puede apreciar una honda marca circular, que coincide con la ubicación del llamado chakra coronario si una persona agacha la cabeza para arrodillarse. Este detalle lo comprobamos cuando unos pequeños niños del pueblo nos contaron que en 1996 un grupo de personas, vestidas con túnicas azules y blancas, se inclinaban ante la Puerta cantando unas palabras extrañas (mantras). Nos contaban que tres de ellas hacían el trabajo: un hombre vestido de blanco, al centro, como arrodillado ―en un momento estuvo de pie y tenía en sus manos como un libro que lo leía en voz alta― y los otros dos acompañantes, vestidos de azul, en los extremos. Quien nos entregó la versión detallada de esta historia era el niño que fue testigo presencial del hecho al esconderse detrás de unas rocas y ver lo que sucedía. Aquel niño nos comentó, además, que vio cómo la puerta se abría y de su interior salía algo así como humo y una luz muy brillante, en donde el hombre vestido de blanco ingresó, y luego de algunos minutos, salió cargando dentro de un saco unos objetos metálicos…
Al margen de que este relato sea cierto o no, lo curioso es que coincidía con nuestras primeras observaciones. El pequeño marco que los visitantes denominan “puerta”, no es sino un altar donde el caminante debe arrodillarse ―como en un templo―. La “puerta”, en realidad, es el marco grande, de unos siete metros de altura, un acceso diseñado para un gigante... También supimos que la marca honda en la pared de roca era en el pasado la cuenca donde un cristal verde, al parecer poseedor de extraordinarias cualidades mágicas, se hallaba engarzado cual llave de ingreso a este Retiro Interior. Esa piedra es conocida en la sabiduría incaica como la sagrada Umiña, “la esmeralda de poder”, un elemento que nos acompañará en nuestra aventura hasta pisar las mismísimas arenas del desierto de Gobi. ¿Quién le entregó ese cristal de poder a los incas? ¿Qué relación guarda con los seres del mundo subterráneo? ¿Qué facultades tiene?
Presuntamente, ese cristal verde estuvo en Hayumarca, y habría sido quitado de la Puerta para ser escondido en las profundidades del lago Titicaca.
El cristal “abría” la puerta. Permitía al sacerdote ingresar al Retiro Interior que supone ser Hayumarca. Pero con la ausencia del objeto mágico, será el potencial psíquico del aspirante quien aporte la pieza clave para penetrar la membrana que separa el mundo de los sabios intraterrenos de nuestra realidad efímera. Esa pieza “psíquica” no sería otra cosa que la glándula pineal, asociada al esotérico “tercer ojo” que tanto estudian los iniciados. Algunos chamanes y místicos, con la intención de acelerar ese estado de “conexión” que supone el despertar de la glándula pineal, han utilizado bebidas alucinógenas como la Ayahuasca. Sé de varios grupos que se han reunido en la Puerta para penetrarla a través del “espíritu” de la bebida sagrada. Quienes lo hicieron dicen que la Ayahuasca los liberó de su cuerpo físico para cruzar el umbral de roca en una suerte de viaje astral. Pero debo decir que el abuso de estas bebidas para procurar experiencias místicas no es buen consejero. Más aún cuando el mismo estado de conexión que brinda la Ayahuasca puede ser generado a través de la práctica de la meditación que, también sea dicho, “activa” la propia glándula pineal.
Todo esto puede sonar descabellado. Pero los ancianos de los Andes lo saben. Saben que esas “puertas ciegas”, aparentemente muertas o dormidas, pueden ser cruzadas por un peregrino que vea más allá de sus ojos físicos. Probablemente, por esa razón, lugares como la Puerta de Hayumarca han permanecido ajenos al profano. En todo caso, más allá de las capacidades psíquicas que se pueda necesitar para acceder al misterio de esos lugares, la mención de objetos de poder, como el cristal verde o el disco de oro de Aramu Muru, no deja de ser inquietante, pues se trata de algo sólido y concreto, aunque oculto por sus pretendidas facultades sobrenaturales. Ese tipo de objetos han rodeado los relatos de la Atlántida ―como el extraño oricalco que citó Platón, o las piedras tuaoi que sugirió el sensitivo norteamericano Edgar Cayce―. ¿Acaso Aramu Muru no venía de tierras lejanas que se hundieron? ¿Trajo consigo la tecnología de su mundo olvidado?
De lo que no tengo duda es que esas hermandades existen. Y que 500 años después de la conquista española siguen vivas. También estoy convencido de que la Puerta de Aramu Muru ⎯independientemente de las mil versiones que hay sobre este personaje y su origen⎯ es un umbral real que conecta con el secreto.
Un secreto que, como dicen los ancianos chamanes, empieza a orillas del lago sagrado. Es tiempo de que lo que estaba oculto, salga a la luz.
Nada de lo que escuches, sin importar quien lo diga. Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito. Nada debes aceptar, sin previo discernirlo. Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no. Lee, Informate e ¡Investiga! Cometa Azul Te saluda

martes, 20 de noviembre de 2012

LA HISTORIA IGNORADA - EL ENVIADO

Su vida marcó la historia. Y su mensaje desafió al tiempo. Jesús de Nazaret, fue sin duda, uno de los hombres más misteriosos de la historia. Desde sus asombrosos poderes, como cesar tormentas, caminar sobre el agua o devolverle la vida a los muertos, a la increíble sabiduría que ostentaba, aquel hombre de túnicas blancas no dejaba de sorprender. Muchos le amaron y siguieron. Pero otros vieron en él a un peligroso agitador que ponía en jaque doctrinas que se insinuaban más humanas que divinas.Por ello Jesús terminó en la cruz.

Pero, más allá de la historia oficial que se desprende de los evangelios, quién fue realmente Jesús. Por qué vino. En qué consistió su misión.
En este breve artículo, compartiré una síntesis de los enigmas que encierra el hombre más amado de todos los tiempos.

Un nacimiento predestinado
Todo así lo señala. Desde antes de su nacimiento, encontramos una serie de hechos extraños que hablan de una programación. De un plan orquestado por fuerzas superiores para que aquel niño viniese al mundo.
Prueba de ello es la elección de María como madre de Jesús. De acuerdo a los textos apócrifos, que no son aceptados oficialmente por la Iglesia Católica, sus padres, Joaquín y Ana, eran estériles. Sin embargo concibieron a la niña que más tarde quedaría también embarazada bajo circunstancias misteriosas para dar luz a Jesús. Desde luego, María —o “Miriam”, en hebreo—, era un ser especial. De acuerdo a diversos estudiosos, desde muy joven tuvo una gran religiosidad y vida mística.  Alrededor de los 14 años habría tenido a Jesús, y lejos del concepto de aquella mujer blanca de cabellos rubios y ojos azules, realmente habría sido una mujer del tipo palestino, con cabello negro y tez bronceada.
Y como decía, el nacimiento de Jesús se mostraba planeado hasta el más mínimo detalle. Por ello la aparición de aquel “visitante de luz” a María, identificado como el Arcángel Gabriel, quien le anuncia que está embarazada y hasta le sugiere el nombre del niño: Jesús. Un nombre que, como todos sabemos, significa “salvador” o “el que salva”. Es decir, desde antes del nacimiento, la misión de Jesús ya había sido establecida.
Y su nacimiento, como era de esperarse, ocurrió también bajo condiciones extrañas.
Muchos estudiosos coinciden en que este habría ocurrido en una gruta camino a Belén y no en un pesebre a campo abierto, una idea posterior que se acuñó a la fe cristiana. Y aunque los evangelios canónicos no ofrecen mayor detalle del nacimiento, los evangelios apócrifos sí aportan algunas escenas de tan importante momento. Quizá, la más resaltante es la descripción de una nube luminosa que se posa sobre la caverna donde se hallaba María. Y la sorpresa de José al ver cómo el tiempo se detenía, al punto de contemplar a las aves en pleno vuelo “estacionadas” en el cielo, como si “algo” o “alguien” hubiesen paralizado aquel momento.
Aquellas nubes luminosas, o carros de fuego, se mencionan más de una vez en la Biblia que todos conocemos. Sin duda, hay más de una interpretación. Pero no pocos estudiosos asocian estas apariciones con los vehículos de los ángeles. ¿Eran ellos quienes asistían desde aquella extraña nube el nacimiento de Jesús?

Los Carros de Fuego
Es imperante hacer un aparte: ¿Lo ángeles de Dios necesitan de vehículos para llegar a la Tierra? ¿Quiénes eran realmente aquellos visitantes? ¿Por qué estaban tan atentos al nacimiento de Jesús?
Desde la nube que acompañó a Moisés en la liberación del pueblo hebreo, al arrebato de Elías por una carroza de fuego, a la visión de Ezequiel e, inclusive, la mismísima estrella de Belén, que se mueve y se detiene en el cielo, la Biblia aporta diversas referencias a estos vehículos celestes. Como es natural de esperarse, cualquier alusión a ovnis en la Biblia, enoja a algunos estudiosos bíblicos. Y he dicho bien, algunos, no todos. Por ejemplo, Monseñor Corrado Balducci, miembro de la Curia Vaticana, y amigo personal del difunto Papa Juan Pablo II, aseguró que a los católicos no debería repugnar la idea de que los ángeles en carros de fuego que se mencionan en la Biblia, podrían ser civilizaciones extraterrestres que nos visitaron en el pasado. Hoy en día, sus declaraciones no constituyen ningún secreto.
Por ejemplo, un caso típico de un posible avistamiento ovni en la Biblia lo encontramos en la “visión” del profeta Ezequiel.
Sentado junto al río Kebar, en Babilonia, Ezequiel vio a lo lejos un “torbellino” aproximándose; aquel fenómeno misterioso, de pronto, se convirtió en una nube de fuego que luego aterrizó con gran estruendo. El personaje bíblico se encontraba frente a un vehículo deslumbrante que le parecía estar compuesto de ruedas, alas y criaturas vivientes. También llevaba un trono, sobre el cual iba sentada una “silueta de forma humana”. Para Josef F. Blumrich, ingeniero técnico de la NASA, hablar de un ovni frente al profeta era una tontería. Y se aprestó a demostrarlo. Sin embargo, su estudio de la visión reveló que, efectivamente, el profeta había descrito, con términos de la época, un concreto objeto físico, que guardaba coherencia en su estructura. Casos como ese los he mencionado en otro artículo de este sitio web "Ángeles o extraterrestres". ¿Seres de otros mundos asistieron la misión de Jésus?
Es difícil rastrear todo cuanto ocurrió en la vida de Jesús. La Biblia afirma que se llenarían libros enteros con el legado de aquel hombre que hasta el día de hoy aviva todo tipo de discusiones. Y no es para menos: ¿Qué pensar de aquellos carros de fuego o “estrellas luminosas” que, aparentemente, le acompañaron en su nacimiento? ¿Cuál fue el real propósito de su misión en la Tierra? ¿Por qué anunció un segundo retorno?

La familia de Jesús y los Esenios
El nacimiento de Jésus fue extraño. Nació, como dije, en una caverna. Así está descrito en los evangelios apócrifos. Y esa nube luminosa, tal vez un "carro de Fuego", podría haber participado de alguna forma del extraordinario evento. José vio que el tiempo se "detenía": todo a su alrededor se había inmovilizado, hasta las aves del cielo. Cuando volvió, sorprendido y apresurado a la cueva, María ya tenía en brazos a Jesús... Y la "nube" se marchó...
Luegod este incidente extraordinario, la familia sagrada abandonó sigilosamente Belén y la provincia, trasladándose a Alejandría, en Egipto. Allí se establecerían al lado de los esenios alejandrinos, conocidos como los terapeutas —de acuerdo a algunos estudiosos por sus dones de sanación— en donde permanecieron hasta que Jesús cumplió los cinco años de edad. Luego de ello se desplazaron de la región, para establecerse por espacio de un año en una tienda de beduinos al lado del monasterio de Qumrán, a orillas del Mar Muerto, recibiendo así la familia, y especialmente el Jesús, una educación y orientación especial basada en la búsqueda de la verdadera pureza, la perfección y la bondad.

La historia de los Esenios data de 200 años antes de Cristo. En ese entonces se les conocía como nazarenos, del árabe nasrani o “Guardianes de la Alianza”. Ellos formaban pequeñas comunidades asentadas a orillas del mar muerto y cerca de las grandes ciudades, como Tiberíades y Caná, en donde vivían observando fielmente los mandamientos de la Ley mediante votos de pureza, celibato y servicio a Dios.
Entre los años 175 y 150 antes de Cristo, los Esenios se establecieron en las ruinas de un fuerte construido por los reyes Ezequías y Josías. Hacia el 137 a.C. arribó un segundo grupo, los llamados “sacerdotes de Sadoc”, procedentes de Leontópolis, en donde se había establecido una colonia judía en el año 154, bajo la protección Onías III. Este grupo se consideraba sucesor en línea directa del sumo sacerdote Sadoc y se sabe que los manuscritos bíblicos que obraban en su poder sirvieron de patrón para los trabajos de los copistas de Qumrán. El fundador fue Moreh Sedeq, el “Maestro de la Justicia”, quien fue el restaurador de la Ley de Israel y fundador de la Comunidad de la Alianza, cuya misión era recuperar la esencia de la doctrina a través de una vida espiritual.
Posteriormente, José y su familia, se instalaron en forma definitiva en lo que conocemos como Nazareth, en donde existía una pequeña aldea de familias esenias que tenía talleres y atendían con sus servicios profesionales a otros pueblos y aldeas cercanas; entre esos talleres estaba el de carpintería y ebanistería de José. Allí Jesús trabajaba al lado de sus hermanastros, y desde ese lugar realizó algunos de sus viajes de preparación recordando con ellos iniciaciones pasadas.
Y aquí volvemos al misterio de los años perdidos de Jesús.
De acuerdo a esta información, desde los diecisiete años, él alternó temporadas de trabajo en la carpintería con esporádicas convivencias con los esenios, algunos viajes con caravanas —se piensa, acompañando a las denominadas tribus perdidas de Israel— a Mesopotamia, Persia, Agfanistán, Himalaya y la India. Durante ese tiempo tuvo repetidos contactos y encuentros cercanos físicos con Vigilantes y Guardianes extraterrestres, la Hermandad Blanca de los Retiros Interiores, maestros de diversas religiones y escuelas, pueblos exóticos y realidades crueles y duras, así como innumerables experiencias a niveles astrales y espirituales.
Todo ello, desde luego, era parte de una preparación .

La tentación de la oscuridad
Parte de esa preparación la vemos reflejada en sus cuarenta días de aislamiento en el desierto, durante los cuales ayunó y se preparó para lo que sería su misión pública. Algunos escritores ponen en duda que Jesús se haya retirado tanto tiempo en soledad. Otros sugieren que acudió con los Esenios. Pero lo cierto es que luego de ese espacio de tiempo volvió distinto, listo para iniciar su ministerio público.
La Biblia asegura que en ese episodio de soledad y meditación, Jesús es tentado por los demonios (por las fuerzas oscuras del planeta), que le dicen que si tiene hambre, por qué no convierte las piedras en panes. Sin embargo Jesús les contesta que “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra salida de la boca de Dios”, dándoles a entender que uno puede dejar de comer, pero no de respirar, porque la Palabra es el aliento, y el aliento es la respiración. Un sentido simbólico también para referirse al espíritu, que es lo que mueve y anima a la criatura humana.
Pero la tentación de las fuerzas oscuras del planeta continúa. Entonces lo llevan a la cornisa del templo y le dicen a Jesús que se arroje, ya que si va a empezar una misión tan peligrosa como la que tiene programada, es mejor que sepa desde ya, qué tan cerca realmente está Dios de su vida. Entonces Jesús les contesta, “escrito está, no tentarás al Señor, tu Dios”.
No necesariamente le está diciendo, “no me tientes a mí, yo soy tu Dios”, sino que no va a caer en el juego de tentar a Dios que le demuestre lo tan cerca que está de él.
No obstante la oscuridad no mengua en su afán de tentar a Jesús, y lo lleva a lo alto de una montaña y mostrándole todo lo que tiene debajo, afirmándole que todo eso le dará si se postra a él y lo adora. Y Jesús vuelve a contestarle diciendo, “escrito está que sólo ante Dios te postrarás y sólo a Él adorarás”.
Tampoco le estaría diciendo “adórame a mí”. Naturalmente esa era la respuesta de un ser como él que no iba a caer en el juego de la vanidad o de los egos, teniendo por ese entonces ya mucho más claro el rol al cual se había comprometido.

Este pasaje de la vida de Jesús encierra profundas claves simbólicas. Nadie está libre de la tentación. Nadie está exento de las pruebas. Sin embargo, cualidades como la humildad, la fe, la bondad, muchas veces consideradas “débiles” por el común de la gente, se transforman en herramientas poderosas para superar los momentos difíciles y continuar adelante por un camino lleno de luz. Ese fue el mensaje del ayuno en el desierto (simbólico o real), que alude a la soledad espiritual que fortalece, la reflexión y el encuentro con uno mismo. Jesús tenía que hacerse fuerte allí para lo que vendría más adelante.

La controversia: vencer a la muerte
Luego del desierto, Jesús sería bautizado por Juan el Bautista, esenio, en el río Jordán. A partir de allí "El Enviado" empieza una etapa importante de predicación. Su fama se extendió rápidamente por toda la región, reuniendo seguidores y conmoviendo conciencias, situación que produjo temor y celos en diversos miembros del sanedrín. Un temor que, como reza la historia, desencadenó la persecución y la ejecución de aquel hombre de túnicas blancas. Pero una historia que fue vencida, pues Jehua Ben Jusef, Jesús, habría resucitado en su propio cuerpo físico luego de haber pasado el más duro de los castigos de su época: los azotes con el temible flagelum romano y la Cruz en el Gólgota.
Pero no todos piensan que los hechos se dieron así.
En 1976, Andrea Faber-Kaiser, un gran escritor catalán del misterio, publicó un bestseller que puso en jaque la fe de más de un cristiano: “Jesús vivió y murió en Cachemira”. El libro, sumamente documentado y con un sinfín de detalles, expuso la posibilidad de que Jesús no muriera en la Cruz, sino que una vez curado de las heridas causadas por la crucifixión, emprendiera la huida hacia el Este, en busca de las tribus perdidas de Israel. Jesús, supuestamente, habría llegado así a Cachemira, en donde comenzaría una nueva vida y moriría —a edad muy avanzada— de muerte natural. Su tumba se venera hoy en Srinagar, capital de Cachemira.
Sin duda, el Código Da Vinci no fue el primer libro en cuestionar la tesis oficial sobre la vida de Jesús. Desde hace mucho se han venido publicando diversos libros e informes que cuestionan inclusive la resurrección del Maestro. Uno de los hechos claves de su vida y que es mencionado a todas luces en los evangelios. 

¿Jesús se casó, vivió y murió longevo en Cachemira? Personalmente, no comparto la teoría de que Jesús no murió en la Cruz. Y no lo digo por fe, desde luego. Sino por sentido común: un hombre no podría haber resistido el castigo de los látigos y, adicionalmente, el suplicio de la cruz. En aquella época se azotaba o se crucificaba a los condenados, pero nunca ambas penas. Y Jesús así lo vivió.
De acuerdo a diversos estudiosos, escenas como las de la controvertida película “La Pasión de Cristo”, de Mel Gibson, no escapan a lo que habría ocurrido en realidad.
Como fuere, Jesús vivió la pena del látigo, a manos de enfurecidos soldados romanos en la Fortaleza Antonia. Fue golpeado y escupido. Y finalmente crucificado. Era un viernes. Y a las tres de tarde Jesús ya se había expirado. Así lo constató el centurión Cayo Casius Longinos, al clavarle su hoy famosa lanza en uno de los costados.
Sin embargo, un hecho portentoso ocurrió el domingo. El sepulcro donde se hallaba el cuerpo del amado Maestro, se encontraba vacío. Jesús no estaba. Luego, él mismo se mostró ante sus discípulos, quienes no podían creer el milagro que estaban contemplando. Tomás, tuvo que tocar las heridas de la crucifixión para constatar conmovido que su Maestro había vencido a la muerte. Jesús, había resucitado.

Repasemos los acontecimientos.

Jesús no se hallaba solo en el Gólgota. Se había crucificado a otros dos hombres, ladrones, según los evangelios.
Para evitar que los cuerpos estuviesen aún colgados el día sábado, los romanos aceleraron la muerte de estos hombres rompiéndoles la piernas con un grueso madero, así morirían rápidamente de asfixia al perder el punto de apoyo en esas condiciones. Pretendieron hacer lo mismo con Jesús, pero el Maestro ya había muerto. Por ello Longinos clavó su lanza en su cuerpo, y según cuenta la Biblia de la herida abierta salió sangre y agua, probablemente por haber perforado la Pleura y haber llegado hasta el corazón.
José de Arimatea, un discípulo acaudalado de Jesús, llevó el cuerpo de su Maestro al famoso sepulcro, que era de su propiedad. Y según la tradición envolvió el cuerpo en una tela (Mt 27,59; Mc 15,46; Lc 23,53), un manto de lino de fino tejido y que supuestamente habría comprado a un mercader sirio. Una tela exquisita y que podía resistir el paso del tiempo.
La Biblia cuenta que cuando Pedro entró en el sepulcro y constató que Jesús ya no estaba, vio esta sábana envuelta a un lado (Io 20,7).
Si la historia de aquel manto es genuina, podríamos hallarnos ante una de las reliquias que estuvo en contacto directo con Jesús. Y lo más importante: podría aportar información sobre cómo fueron aquellos momentos perdidos de hace 2,000 años. ¿Es posible?

La Síndone
Continuando con el relato, luego que Jesús se marchara a los cielos —después de haber convivido un tiempo más con sus discípulos— estos tomarán la sábana, y la sacarán de Tierra Santa para esconderla. La tradición afirma que Pedro la llevó a Edessa, actual ciudad de Urfa, en Turquía. A partir de allí, el lienzo empezará una verdadera peregrinación, sobreviviendo a saqueos, incendios y demás incidentes.
Ya en Edessa, su primera locación, la sábana, se cuenta, habría curado al Rey Abgar, quien debido al milagro se hizo cristiano. Sin embargo, en el año 57, al subir al trono un rey pagano, se decidió esconder el manto al interior de una pared. Y allí estuvo por 400 años.
Sería reencontrada en el año 525. Pero, en el año 944, el ejército bizantino cercó Edessa, y se retiró sólo cuando le entregaron el Mandilión, nombre que se le daba al manto que envolvió a Cristo, pues siempre estaba doblado y sólo se mostraba la débil figura de un rostro humano. El rostro de Jesús, que había quedado impregnado en la sábana cuando ésta le cubrió totalmente en el sepulcro.
Los bizantinos llevaron la Sábana Santa de Edessa a Constantinopla, capital de su imperio. Y de hecho, existen muchas referencias, y muy confiables, de la presencia del lienzo fúnebre de Jesucristo en esa ciudad.
En 1204 los cruzados, que tenían como objetivo liberar de la invasión musulmana los Lugares Santos, fueron los culpables del saqueo de la cristiana Constantinopla. El cruzado Roberto de Cari escribió que en agosto del año 1203 “había visto el lienzo con la imagen del cuerpo de Jesucristo”, y que había desaparecido tras el saqueo de la ciudad.
Más tarde, la sábana apareció en Francia. Y posteriormente fue cedida al ducado de Saboya en Chambéry. Y fue allí, en el año 1532, que se salvó de un pavoroso incendió. Las marcas del siniestro aún pueden verse. Y también los parches que cocieron las monjas clarisas. Finalmente, Los Saboya, al trasladar su capital a Turín, Italia, en 1578, llevaron allí la Sábana Santa. Desde el año 1694 es custodiada en la capilla que Guarini construyó entre la Catedral y el Palacio Real de Turín.
Desde 1983, la Sábana Santa es propiedad del Vaticano, dejada en herencia por Humberto II de Saboya al Papa. En 1997, la Sábana otra vez escapó a un incendio, esta vez, en Turín, en la capilla de Guarini. Un bombero pudo quebrar con un hacha el vidrio antibalas que protegía el Santo Lienzo y así rescatarlo. Más tarde, el bombero, que no era creyente, explicó que logró hacerlo porque recibió una fuerza especial de lo alto...
¿Se trataba del mismo sudario que envolvió el cuerpo de Jesús 2,000 años atrás?

Las pruebas de lo imposible
Como recordará el lector, la sábana santa adquirió una fuerza extraordinaria en la fe de muchas personas cuando el abogado y fotógrafo aficionado, Secondo Pía, realizó la primera fotografía del lienzo en el año 1898.

Al revelar las placas de su fotografía, el abogado italiano se quedó profundamente conmovido. La imagen en negativo apareció majestuosamente como si fuera una imagen en positivo con extraordinaria claridad y detalle.
Pía estaba viendo al “Hombre de la Síndone” como un retrato de su cadáver. Así se dio cuenta de que la imagen representada en la tela constituye un auténtico negativo.
Un negativo fotográfico de tamaño natural, por partida doble, hecho no sobre superficies muy pulidas de vidrio, como los que tenía él, sino sobre un antiguo tejido de lino.Y lo más inquietante, se veía con total detalle las marcas de unos látigos, una herida en el costado, y las huellas de unos clavos en las muñecas y en los pies. ¿Las marcas de la pasión de Cristo?

Como era de esperarse, una selección de los más destacados científicos se lanzaron a estudiar el lienzo. Se dijo que era una pintura medieval o renacentista. Por tanto, un fraude. Teoría que fue fortalecida ante una prueba del carbono radiactivo, y que la situaba cerca del siglo XIV y no hace 2,000 años.
Sin embargo, nuevos estudios indican que la prueba fue manipulada, pues todo el estudio se hizo sobre una única muestra que, aparentemente, no correspondía a la sábana, sino a los parches que las monjas clarisas de Chambery habían cocido sobre el manto luego del incendio de 1532. Así, todas estas tesis fueron derribándose por sí solas. Ni siquiera la auto-oxidación o la capa de hidratos de carbono explicaban cómo se formó aquella imagen. Una imagen, que de acuerdo a un equipo de científicos norteamericano, que trabajaron para la NASA en proyectos espaciales, sólo pudo ser impregnada por una radiación extraordinaria.
Además, la figura contiene información tridimensional, tal como lo constataron con el VP8, tecnología que se empleó en su momento para estudiar la orografía  de los planetas. ¿Cómo era esto posible?

La imagen había sido grabada a través de un fenómeno desconocido. Entonces los científicos sorprendieron al afirmar que el cuerpo de aquel hombre tuvo que haber quedado ingrávido, flotando, para dejar tan perfecta huella de luz tanto en su parte frontal como dorsal. ¿Fue el fenómeno de la resurrección, si se tratase del cuerpo de Jesús?
Como fuere, gracias al estudio, se encontraron unas monedas sobre los párpados de aquel profundo rostro, lo cual era costumbre de la época para cubrir los ojos de quienes habían fallecido. Y aquella moneda, según la inscripción, era de los tiempos de Jesús. En la sábana, además, se ha encontrado polen de los mismos lugares donde vivió el nazareno. Y también de los lugares donde la sábana había peregrinado desde que salió de Edessa.
Los científicos, paso a paso, se quedaban más perplejos. Todo encajaba.
Pero los más sorprendidos fueron los médicos que analizaron el lienzo.
Aquel hombre sufrió un verdadero suplicio. Su cuerpo mostraba 120 latigazos, el triple de lo que se estilaba en el castigo romano... El Flagelum había arrancado la piel de aquel hombre por tiras, desatando una profunda hemorragia.
La herida de los clavos aparece también perfectamente, pero en las muñecas. Según los médicos, ello es más coherente para que la cruz resistiese el peso del cuerpo.

Y las rodillas, aparecen muy lastimadas, como si aquel hombre hubiese caído más de una vez con un gran peso encima. Acaso, ¿el vía crucis de Jesús?

Y lo más inquietante, aparece también el lanzazo de Longinos. 

Y los médicos conmocionaron al hallar en la sábana restos de sangre y agua cerca de la marca de esa herida, tal como lo cuentan los evangelios. Según lo que muestra la sábana, aquel hombre tenía 1,82 de estatura, con un peso equilibrado de 82 kilos. Raza blanca, cabello marrón oscuro y una apreciable musculatura.

De acuerdo a los científicos que estudiaron la impronta, así habría lucido aquel misterioso hombre del lienzo.
Esta es la imagen, que por un fenómeno desconocido, quedó grabada en aquel manto…
¿Estamos contemplando el verdadero rostro de Jesús?
¿La sábana santa, es auténtica?
E insisto: ¿Cómo venció Jesús a la muerte?
¿Adónde partió luego de su resurrección?
¿La profecía de la segunda venida, cuándo se cumplirá?
Más allá de las posibles apariciones de ovnis en La Biblia —como la supuesta estrella de Belén—, si nació o no un 25 de diciembre, si viajó a la India en sus años perdidos, o si la síndone de Turín fue el manto que le envolvió luego de la crucifixión, pienso que Jesús y su mensaje están más allá de todo eso. Probablemente sea uno de los hombres más misteriosos de la historia humana...
Sea bajo los ojos de un teólogo, o de un científico, o de quien lee ahora estas líneas, la vida del Maestro no pasa desapercibida.
Entre más investigo su mensaje, comprendo que se puede interpretar y comprender desde diferentes visiones, aunque todas ellas armonizan en la sencillez, el servicio, la verdad y el amor.
Aquel mensaje ha sido —y es— la piedra de toque de nuestra experiencia de contacto.
Resulta increíble que seres de otros mundos valoren tanto la vida de un ser humano que, de acuerdo a las informaciones que nos han transmitido, ha alcanzado un nivel de consciencia superior al de los propios mensajeros estelares. Lo logró en una vida corta, pero intensa. Y no necesariamente al morir en la cruz, sino al perdonar a pesar de que le quitaban la vida.
Y así venció a la muerte.
Pero, ¿dónde está ahora el Maestro? ¿Cuándo volverá a la Tierra?
Muchos se han preocupado en decir que está en tal o cual lugar, preparando su venida para finales del año 2012 u otro momento que encaje con las profecías más difundidas en la actualidad.
Pero pocos olvidan que él mismo habría advertido que su retorno no tenía fecha, ni lugar. Que del día y la hora nadie lo sabía, ni los ángeles del cielo, ni el hijo del hombre (el propio Jesús) sino tan sólo “el Padre”, el Universo en sí mismo. Es decir, que las condiciones de su retorno, la promesa de una “segunda venida”, depende de muchas variables. Entre ellas una importante transformación de la Tierra, pues él volvería a evaluar todo lo alcanzado por la humanidad.
Sea cual fuere nuestra fe, o filosofía de vida, todos sabemos que más de una religión, leyenda o mito, habla de esa transformación, y de un retorno o transito a una Era Dorada.
El camino que enseñaron seres como Jesús es que esa Era Dorada aparece cuando empezamos a ver y a ser. He allí la clave de todo...



Nada de lo que escuches, sin importar quien lo diga. Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito. Nada debes aceptar, sin previo discernirlo. Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no. Lee, Informate e ¡Investiga! Cometa Azul Te saluda

LA HISTORIA IGNORADA - LA GRAN HERMANDAD BLANCA

"Para aquellos que creen, ninguna
prueba es necesaria. Para aquellos que
no creen, ninguna cantidad de pruebas es sufiCIente"
SAn Ignacio de loyola


Hablar de una magna civilización habitando en las profundidades de nuestro planeta sacude la mente del lector escéptico. Y quizá el cuestionamiento más fuerte se base en la misión espiritual de estos esquivos seres intraterrenos: ayudar al hombre en su trayecto hacia el infinito. Pero, ¿por qué? ¿Quiénes son? ¿Cuál es su origen?

Los maestros invisibles
En la historia de diferentes pueblos de la Tierra encontramos claras insinuaciones a esa morada interior, un lugar secreto donde se reúnen los Rishis o Mahatmas, seres supra-humanos que sólo permiten el ingreso a su mundo a los que han sido “llamados”. Es en Oriente, donde existen mayores referencias al reino subterráneo. Es así por cuanto según las leyendas tibetanas fue en el desierto de Gobi (Mongolia) donde se estableció el primer centro físico de la Hermandad Blanca, conocido más tarde con el nombre de Shambhala, ciudad principal del entramado intraterrestre de Agharta.

Arriba: representación de un "guardián" de la Hermandad Blanca, protegiendo la entrada de un santuario en la selva.

Aquel nombre ya no es extraño para muchos. También llamada Shangri-La, el centro supremo de los Maestros invisibles, fue abordado en una película de gran impacto basada en el libro “Horizontes Perdidos” del novelista James Hilton. El mensaje llegó a muchas almas. Pero la búsqueda de Shambhala se remonta décadas atrás.
Diversos exploradores han ido en pos de ella, rastreándola en las arenas del Gobi o en los mismísimos Himalayas. Y aunque no todos tuvieron éxito en dar con su paradero, hallaron indicios inquietantes de su función y de los seres que la habitan.
Quizá una de las experiencias más célebres con Shambhala sea la de Nicolás Roerich, explorador y artista ruso que emprendió en los años 20 una expedición al Tíbet y al Asia Central. Allí fue invitado a conocer el reino subterráneo. En 1926, Roerich contempló en pleno día un objeto dorado, como si fuese una esfera (o posiblemente un disco), reflejando la luz del Sol mientras surcaba imponente los cielos de la cadena montañosa del Altai-Himalaya. Los lamas que le acompañaban, sin sorpresa alguna frente a este hecho extraordinario, aseguraron que se trataba de un signo de ¡Shambhala! A nosotros tampoco nos sorprende, ya que los visitantes celestes cumplen funciones de vigilancia y observación en las proximidades de un Retiro Interior.
El objeto, finalmente, desaparecería tras las montañas de Humboldt, mientras la caravana que acompañaba al explorador europeo intercambiaba con evidente entusiasmo el portento que habían presenciado. Durante el avistamiento, tanto Roerich como los lamas percibieron un perfume especial, como a flores, un fenómeno que acompaña muchas veces las experiencias de contacto.
Para dar una rápida idea científica de ello, digamos que el ser humano genera normalmente una vibración entre 62 Mhz y 68 Mhz. Por ejemplo, si nuestra frecuencia disminuye tan sólo a 57 Mhz, podríamos estar inmunes a un resfrío. Minuciosos estudios de aroma-terapia concluyen que en esta escala de vibraciones la más alta es la emanada por la fragancia de la Rosa, que puede llegar a alcanzar los 320 Mhz. Dicho de otro modo, estos “perfumes” sobrenaturales que se perciben en las experiencias de contacto son en realidad ondas de elevada calidad vibratoria, que se han dejado notar, incluso, en las propias apariciones marianas.
Definitivamente, Roerich vivió un encuentro cercano mientras se dirigía hacia Shambhala, donde debía dejar una misteriosa piedra que cayó del cielo.Él iba en busca de “La Torre del Rey”, presuntamente ubicada en pleno centro de la perseguida Shambhala. Su viaje, más allá de procurar enfrentarse cara a cara con los Mahatmas, era devolver una extraña piedra negra a la Torre que permanece encendida eternamente por una luz  “de otro mundo”.
Ya he hablado de esa piedra en otros artículos de este sitio web: la piedra de Chintamani ―como se le llamaba― era parte de un cuerpo mucho mayor que "llegó del cielo", actualmente escondido en el desierto de Gobi. Se dice que esa piedra tiene propiedades misteriosas, como ser capaz de activar la telepatía, o efectuar una transformación de la consciencia a las personas que tan solo estuviesen en contacto con ella. Curiosamente, la piedra negra de la Kaaba en La Meca y la piedra que se encontraba en el otrora templo de Cibeles ―la diosa Madre de Oriente Próximo― habrían sido también parte de ese meteorito mágico.
Para dar una idea de esto, en su libro Bêtes, Hommes et Dieux (1924) M. Ferdinand Ossendowski ya mencionaba la piedra de poder que habría sido enviada en tiempos antiguos por el “Rey del Mundo” ―cabeza espiritual de Shambhala― al Daläi-Lama, transportada después a Ourga, en Mongolia, para luego desaparecer súbitamente por cerca de cien años. René Guénon, en su obra “El Rey del Mundo” (1927), relaciona, acertadamente, este enigma con la mentada lapsit exillis, la piedra caída del cielo, sobre la cual aparecían “inscripciones” en ciertas circunstancias, y que es identificada al Grial en la versión de Wolfram d’Eschenbach. Sea como fuere, los Iniciados piensan que el origen de aquella extraña piedra se encuentra en Orión.
 Según los relatos lamaístas, cada vez que la humanidad se enfrenta a una nueva misión espiritual, se envía un fragmento de esta piedra de Chintamani a la superficie, y vuelve a Shambhala cuando la misión, ha finalizado.

El establecimiento de la luz
Shambhala fue fundada hace miles de años por 32 visitantes celestes o “mentes cósmicas”, al ver que la oscuridad se cernía sobre el planeta. A estos “Maestros de Luz” se habría referido Thot el Atlante en las Tablas Esmeralda, cuando menciona:
Treinta y dos están allí de los hijos de la luz, quienes han venido a vivir entre la humanidad buscando cómo liberar de la esclavitud de las tinieblas a los que estaban atrapados por la fuerzas del más allá...”
La nave estelar que trajo consigo a los 32 mensajeros para establecer Shambhala ―en el actual desierto de Gobi― se hallaba diseñada, en realidad, para 33 navegantes espaciales. Cada Maestro era representante de una civilización cósmica. Empero, como la civilización 33 dentro del orden espacial (que corresponde a la Constelación de Orión) se hallaba en medio de un conflicto bélico interno, la Jerarquía no permitió que viniese un representante de aquel cúmulo de estrellas por razones más que evidentes, quedando así, al ser humano, reemplazar a Orión como la civilización número 33. Ello sucederá cuando la Tierra ascienda finalmente a la esfera superior que desde un principio le ha sido reservada. He aquí, pues, el simbolismo de “devolver” la piedra de Chintamani o la “Piedra de Orión” a Shambhala, con su significado intrínseco de reestablecer a través de la luz un orden interrumpido.
No en vano, el número 33 se encuentra inmerso en la vida del ser humano. No en vano, Jesús, el “Humano Supremo”, vivió su muerte y resurrección a la edad de 33 años.
La Clave 33 representa la victoria espiritual a través de la lucha de opuestos, que nos conduce a sellar nuestra sagrada misión como raza humana. El simbolismo de esta “lucha interior” se aprecia también en el Bhagavata Purana, texto antiguo de la India, que reza:
Los dioses aparecieron en sus respectivos vehículos voladores para presenciar la batalla entre Kripakarya y Arjuna. Incluso Indra, el señor del cielo, llegó montado en un vehículo volador espacial con capacidad para treinta y tres seres divinos”.
Ya en mi primer libro, “Los Maestros del Paititi”, había hecho amplia alusión a las tradiciones y leyendas de diversos pueblos del mundo que hablan de Shambhala y los maestros del mundo intraterrestre. El tiempo no ha borrado el recuerdo de su existencia en el Asia Central y sus ramificaciones en el mundo.
Por ejemplo, los hindúes la conocen como Aryavarsha, la tierra de donde provienen los Vedas. Los chinos la llaman Hsi Tien, “El Paraíso Occidental de Hsi Wang Mu”, la Gran Madre del Oeste. Los antiguos creyentes rusos, para dar un ejemplo europeo no tan conocido, la llamaban Belovodye, en pleno Siglo XIX. Muchos pueblos de la Tierra piensan inclusive que Shambhala es la fuente de donde proviene su religión, ya fuese el hinduismo, el budismo o el taoísmo ―el mismísimo Lao Tzu creía en Shambhala, aunque la llamaba “La Tierra de Tebu”―. Además, antiguos textos tibetanos la mencionan abiertamente como una realidad física-espiritual. Libros como el Vaidurya Blanco, los Anales Azules, la Ruta hacia Shambhala y la Esfera de Shambhala ―todos escritos por Lamas― han disparado el misterio en occidente.
Dando una rápida mirada a textos antiquísimos, hallamos en la Epopeya de Gilgamesh que el legendario héroe sumerio visita a su antepasado Utnapishtim en el “interior de la Tierra”, el mismo lugar donde Orfeo buscaría el alma de Eurícide. Miles de años más tarde, el propio Cristobal Colón, durante su viaje a América, habría escuchado historias de “enormes pasadizos subterráneos” cerca de las Antillas. Supuestamente, el navegante genovés oyó estos relatos en el Caribe, allá por el año 1493.
Explorando las tradiciones de la India, encontramos claras alusiones a esos Reinos Perdidos que evocan la conexión con Shambhala. En el sagrado Kalapa ―al norte del Himalaya― habitarían los grandes Yoguis, hombres con facultades sobrenaturales y pertenecientes a una hermandad espiritual subterránea. En esta región existirían grandes montañas que otrora formaron parte de una misteriosa isla que se hallaba en el desierto de Gobi, pero cuando éste se encontraba cubierto por las aguas (?).

En China las referencias a ese mundo oculto no son menos importantes: según Andrew Tomas, en su libro “Shambhala: oasis de luz” (1976), hace siglos los monarcas de Pekín enviaban a los montes Nan Shan y Kun Lun embajadas cuyo propósito era consultar a los espíritus de las montañas en las situaciones de crisis.
Ello nos recuerda, sospechosamente, las antiguas costumbres de los incas de ir a las montañas para “hablar” con los Apus. Quizá no eran las montañas sino quienes habitaban en sus profundidades los que “respondían” a las consultas... Como para pensar un poco más nos hallamos ante el testimonio de un indio quechua que, alrededor del año 1844, le confió en agonía de muerte a un sacerdote peruano la existencia de un sistema de túneles bajo la cordillera de los Andes. Como analizaremos más adelante, la actividad de la Hermandad Blanca está concentrada ahora en América, como parte de un despertar colectivo planetario que será estimulado desde los Andes como en un principio se realizó en los Himalayas.
Las referencias al mundo intraterrestre y sus enviados son apabullantes, desde la aparición de Melquisedec ―sacerdote del Altísimo según la Biblia― ante Abram, a la leyenda del Preste Juan, un presunto Emperador de las remotas tierras de la India, que despertó la curiosidad del Papa Alejandro III al enviarle una larga e intrigante carta, donde se describía el fabuloso Reino Interior.
Desde luego, no sólo encontraremos interesantes informaciones referentes a esa morada intraterrestre en las tradiciones de antiguo; obras muy posteriores, muchas de ellas acariciando la inmortalidad, nos invitan a imaginar un mundo maravilloso bajo nuestros pies. ¿Quién no ha leído la fabulosa obra “Viaje al centro de la Tierra”? Julio Verne se aproxima considerablemente al secreto de los Retiros Interiores en dicha novela (publicada por primera vez en 1864). Cabe mencionar que el imaginativo escritor francés no dejaba los argumentos de sus libros al azar. Verne sabía muy bien lo que hacía, no en vano se adelantó varias décadas al desarrollo de los submarinos nucleares en “20.000 leguas de viaje submarino”, así como anticipó el alunizaje de 1969 en “De la Tierra a la Luna”.
En el campo científico podría citar las investigaciones del erudito alemán Athanasius Kircher (1602-1680), quien en 1665 publicó un libro de geología donde sustentaba una Tierra hueca, llena de “agujeros subterráneos”. Kircher era un respetable jesuíta y polígrafo, considerado por algunos como el padre de la geología. Su amplio conocimiento de lenguas orientales y de jeroglíficos egipcios le permitió develar muchos misterios que lo condujeron a proponer arriesgadas teorías, sobre todo para su tiempo. Kircher tampoco fue el único, Edmundo Halley, John Cleve Symnes, y otros respetables científicos, llegarían a las mismas conclusiones. Sin embargo, ello no quiere decir que la Tierra sea hueca en la acepción literal que se le ha dado.

Arriba: hay muchas imágenes dando vueltas en internet que sugieren la existencia de una Tierra Hueca con accesos a través de grandes hoyos en los polos. Pero nada de eso es verdad. Incluso, el hoy famoso Almirante norteamericano Richard Byrd, nunca habló de un mundo hueco y que habría estado dentro de él. En los años 30, el tema de la Tierra Hueca fue obsesión de la Alemania Nazi, pero tampoco se pudo demostrar. Una cosa es que nuestro planeta tenga inmensos túneles, y otra muy distinta, que esté hueco...

Nuestro planeta está compuesto de cuatro capas principales: la corteza, el manto, el núcleo y el nucléolo. La corteza, básicamente conformada de granito y roca basáltica, tiene un grosor de 30 a 40 km. (mucho más delgada en las fosas oceánicas). Debajo de la corteza se encuentra el manto, que se extiende hacia adentro 2.900 Km., compuesto de silicatos de magnesio, hierro, calcio y aluminio. Y debajo del manto se halla el núcleo, que se cree debe estar constituido principalmente de hierro en estado de fusión. Finalmente, a una profundidad de unos 5.090 km. está el nucléolo, que es posible que sea sólido como resultado de la congelación del hierro bajo la extraordinaria presión de unas 3.200.000 atmósferas. Así pues, nuestro mundo posee un núcleo de metal sólido, hoy científicamente estudiado; y precisamente al estar compuesto fundamentalmente de hierro, es el responsable del campo magnético terrestre, que guarda relación con el propio Archivo Matriz del planeta o “Registro Akásico”, una suerte de cinta magnetofónica que graba todo cuanto ha hecho la humanidad.
Los maestros de Shambhala accedieron a este “archivo” para copiarlo en planchas metálicas de ingeniosas aleaciones y cristales de roca, hoy protegidos en los diferentes Retiros Interiores.
Estos Santuarios se hallan en la corteza, a pocos kilómetros de profundidad, pero lejos de visitas prohibidas que puedan ponerlos en peligro.

Un gigantesco sistema de túneles
Sobre este punto, considero respetuosamente, que la ciencia aún no está en capacidad de confirmar o desmentir la existencia de un reino subterráneo. Como vimos anteriormente, son miles de kilómetros los que separan la superficie de la Tierra de su centro; mientras que el pozo petrolero más profundo no llega aún a los 15 Km., lo que equivaldría a una débil picadura de mosquito en la corteza. Es paradójico que nos preocupemos más por investigar las insondables posibilidades del espacio exterior sin conocer los misterios que de por sí nos reserva nuestro propio planeta.
Los Retiros Interiores de la Gran Hermandad Blanca se distribuyen en diferentes puntos del mundo, unidos todos por las fuerzas de la luz y al servicio de la humanidad.
Para citar sólo algunos enclaves en América, podría citar: Erks, Talampaya y la "Ciudad de los Césares" patagónica, en Argentina; Aurora, en Uruguay; la Sierra del Roncador, Goias y Parauna, en el Brasil; Licancabur y el desierto de Atacama, en Chile; Lago Menor (Titicaca) y Tiahuanaco, en Bolivia; Paititi, Cusco, Marcahuasi y Hayumarca en Perú; la Cueva de los Tayos, Cajas y Llanganati, en Ecuador; Guatavita y Sierra Nevada en Colombia; Catatumbo, Caripe y Roraima, en Venezuela; Ciudad Blanca, en Honduras; Palenque, la Zona del Silencio, Tepoztlán y el Valle de las Siete Luminarias, en México;  y por último, Monte Shasta, al norte de California, en Estados Unidos.
Sin duda, en otras regiones del planeta se encuentran palpitando más centros internos de la Hermandad Blanca, como Montserrat, Compostela y el Pico Sacro, en España; los Pirineos (especialmente Monte Perdido) y el Bugarach, en el sur de Francia; la Península del Sinaí, en Egipto; Potala, en el Tíbet; los montes Karakorum, entre el Tíbet y China; en los montes Vindhya, al sur de la India; o el propio desierto de Gobi, en la Mongolia; y amén de otras moradas sagradas.
Todos estos lugares se hallan unidos por túneles subterráneos. He tenido la fortuna de haber visitado la mayoría de ellos.
En el caso de América, el gigantesco “pasadizo” se inicia en Monte Shasta, atraviesa México, penetra en Centroamérica, y hace su aparición en Sudamérica por Colombia; de allí continúa por el Ecuador hasta penetrar en el Perú; el inmenso túnel prosigue recorriendo las entrañas de Bolivia, Chile, y concluyendo en la Patagonia argentina (un acceso subterráneo se encuentra "tapado" bajo la gran meseta de Somuncurá, donde yace el cerrro sagrado). Sin embargo, tenemos sólidos indicios que de allí conectaría de alguna forma con la Antártida, donde mora un misterio de proporciones significativas.
Una importante bifurcación de este gran túnel, conocido en tiempos antiguos como “El Gran Camino Inca”, se ubica precisamente en el Perú; así, se forma un verdadero entramado de galerías y caminos subterráneos que se propagan en otras regiones de Sudamérica, particularmente en Brasil.

Arriba: el templo-fortaleza de Sacsayhuamán, en Cusco, Perú. Bajo sus grandes y desconcertantes moles de piedra, se ocultaría, según viejas leyendas andinas, el acceso a un inmenso túnel que se adentra hacia las selvas del Manú.

La Hermandad Blanca
Se dice que el nombre sánscrito “Shambhala” significa “lugar de la paz, de la tranquilidad”, denominación apropiada para la labor de sembrar la semilla de la luz en el mundo.
La Hermandad Blanca es la propia fuerza de la luz polarizando el planeta, inspirando a diversos hombres y mujeres del mundo a encender su propia antorcha interior. Cual faro luminoso que guía las embarcaciones, el llamado de los Maestros estimula al caminante a descubrir su real “sentido” y “misión”, que aunque yace silente en algún lugar de nuestro interior, es sensible a esa activación si estamos prestos no sólo a escucharla, sino a asumirla, por cuanto requiere un compromiso para con la Humanidad.
El establecimiento de la Hermandad Blanca en la Tierra, ha transitado por tres etapas:
Etapa Estelar: Que involucra la propia fundación de Shambhala en el desierto de Gobi, la denominada “Isla Blanca”, como parte de una misión sagrada que atañe a la protección de la Historia humana y su destino espiritual en el concierto de los mundos.
Etapa Mestiza: Supervivientes de reinos perdidos, como la Atlántida de Platón, habrían constituido la segunda generación de Maestros, llamados mestizos por ser fruto de la unión de razas cósmicas y humanas hace miles de años. Luego de la destrucción de la Atlántida ―catástrofe que se recuerda en las leyendas de diversos pueblos como el “diluvio universal”― aquellos “Noes” se refugiaron con los archivos de su avanzada civilización, que no supo conciliar la tecnología con la ciencia del espíritu, generando su propia destrucción que, además, desataría en el planeta entero una suerte de invierno nuclear debido al accidente cósmico que precipitaron (como veremos más adelante, el impacto de dos “lunas” sobre la Tierra). Por esta razón los supervivientes ―que se habían mantenido en la luz observando el inevitable ocaso de su cultura― eligieron las oquedades de la Tierra para protegerse y poner a salvo los Anales de las Antiguas Civilizaciones Prehistoricas.
Etapa Humana: Aquellos que han sabido escuchar el llamado de la Hermandad Blanca, empezarán a constituirse en sus mensajeros o emisarios de luz. Hoy, la humanidad está llamada a integrarse a  la Magna Obra, y modificar el futuro planetario sobre la base de la fuerza más poderosa que existe en el Universo: el amor.
La Hermandad Blanca está activa, iniciando a los caminantes en su mensaje. Los senderos que conducen a sus Retiros Interiores, son variados y sutiles; sin embargo, ante los “ojos del espíritu”, se trata de un camino claramente definido, y que sólo puede ser transitado por un alma valiente que no tema vencerse a sí misma.

Existen tres tipos de Retiros de la Hermandad Blanca:
Retiros Interiores:
Que señalan la morada subterránea de los Maestros. Aquí debemos mencionar que la mayor parte de los seres intraterrestres no poseen cuerpo denso; es decir, ya dejaron su envoltura material. Por tanto existen tanto Retiros Interiores físicos como sutiles. Generalmente el acceso a los Retiros Físicos es complicado, por cuanto se encuentran estratégicamente en lugares de difícil acceso. Los Retiros Sutiles, fundamentalmente, pueden ser conectados a través de la meditación y la proyección del Cuerpo Astral.
Retiros Intermedios:
Lo constituyen Monasterios ocultos en la superficie, como la antigua Hermandad de los Siete Rayos en los Andes del Perú. Por ejemplo, sabemos que al norte de Cusco, al este de Marcahuasi y al norte de Puno, se encuentran enclavadas aquellas comunidades secretas. Quienes forman parte de ellas son humanos, que voluntariamente se apartaron del mundo para adiestrarse en lo que bien denominan “Escuelas de la Sabiduría Eterna”. Se hallan en conexión con los Maestros intraterrestres y actúan muchas veces como emisarios.
Retiros Externos:
Son aquellos seres humanos que viven en el mundo moderno pero que, concientes de esta realidad, que los une a los Santuarios de la Hermandad Blanca, actúan como “infiltrados” en la sociedad para generar un cambio desde dentro. Los Retiros Externos están constituidos también por los estudiantes de la Luz, aspirantes de la Verdad Primera.
Actualmente, los Retiros Interiores de Oriente se encuentran en un estado de “sueño”. América ha empezado a despertar y los Sabios Maestros de las ciudades intraterrenas se encuentran atentos, protegiendo los Anales de la Historia Humana y enviando la poderosa Luz del Conocimiento al planeta entero. Los grandes Maestros de Oriente conocen de esta activación, no en vano diversos Lamas han venido visitando diversos puntos de América para identificar las “Moradas Sagradas”, que palpitan bajo nuestros pies.


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Cinco tips para sobrevivir ciclo 2013-2014

 Desarrolle su paciencia:
Los ritmos del tiempo están raros, locos, erráticos. Si bien todo está acelerado e intenso, un halo de descontrol con los tiempos cruza el planeta. Entonces, nuestros planes pueden atrasarse o adelantarse, carecer de coherencia en su dinámica y llevarnos a la exasperación. Por eso, a respirar profundo y aceptar que no controlamos las cosas ni menos los plazos de aquello que nos proponemos. Muchos planes pueden efectivamente llegar a realizarse, pero en un tiempo y forma diferente al que habíamos planeado.

Contáctese con su creatividad:
Por lo mismo,  porque es probable que le toque esperar o improvisar, luego de ser paciente saque a la luz su creatividad, su capacidad de responder de una manera más original a los obstáculos y retos de este ciclo que, en realidad, son los mismos de otros tiempos, pero ahora vienen potenciados y esperan de nosotros una actitud más grande e innovadora. Busque soluciones alternativas, una mirada moderna o diferente para evaluar sus problemas y oportunidades. No se quede en lo conocido, pues este tiempo es de vanguardia.

Practique el desapego:
Nada más pasado de moda en este ciclo que aferrarse a algo, lo que sea: a la seguridad, a nuestra identidad, al trabajo, a una relación, a un bien, a un status, a una creencia, a una ideología, a un rol, a un lugar; ni a un dolor (en gustos hay para todo) … Lo que se lleva ahora es el soltar, es la confianza de disfrutar lo que tenemos sin apego porque en cualquier momento la realidad puede cambiar drásticamente y, al mismo tiempo, nosotros mismos estamos en proceso de transformación. Se trata de no quedarnos fijos en ninguna comodidad ni estado emocional, sino de vivir el día a día con mucha flexibilidad y agradecimiento.

Vea el sentido de las cosas:
“Todo pasa por algo”, es un buen dicho para aplicar en estos tiempos. Tenemos que esperar para juzgar y aprender a discernir qué cosas son literales y cuáles metafóricas. Por ejemplo, una ofensa de alguien puede ser eso y nada más. Pero también podría ser una protección para alejarse de algo o de alguien. Así, tenemos que aprender a ver las señales de estos tiempos porque el destino está muy marcado y las lecciones para nuestro ego también, ya que todos tenemos que crecer mediante cambios drásticos. El consejo es, entonces, mirar más allá de lo aparente.

Observe su mente y emociones:
Lo ideal sería que todos meditáramos unos 10 a 20 minutos al día como mínimo. Pero como esta práctica puede resultar una utopía para muchos, en estos tiempos agitados se hace primordial observar en qué anda nuestra corriente de pensamientos y emociones: miedo, paranoia, obsesión, pasado, futuro, fantasía, enojo, “sobre-racionalización”, teorización, queja, crítica, etc. Si aprendemos a mirar en qué anda nuestra energía interna podremos cambiar patrones de pensamiento y acción repetitivos que son parte de lo que más daña nuestra vida. Al observarnos tenemos la oportunidad de iluminar nuestra oscuridad y disciplinarnos en pos de un cambio, además de auto-conocernos más, de modo de estar más preparados para nuestras propias reacciones frente a estos años convulsionados

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