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viernes, 10 de septiembre de 2010

El testimonio del camarógrafo oficial del gobierno de EEUU que filmó los restos de las torres gemelas el 11/S contradice la versión oficial de Washington

11/9: Entrevista exclusiva a Kurt Sonnenfeld
El testimonio del camarógrafo oficial del gobierno de EEUU que filmó los restos de las torres gemelas el 11/S contradice la versión oficial de Washington

El camarógrafo oficial del gobierno de los EEUU que filmó el Ground Zero, es decir la zona del desastre de la torres gemelas en New York que se derrumbaron el 11 de septiembre 2001 da testimonio de cosas sorprendentes. Filmó 29 películas durante un mes: «Lo que yo vi ahí en ciertos lugares y en ciertos momentos… ¡es muy raro y perturbador!». Él nunca entregó esas imágenes a las autoridades de su país para guardarlas como pruebas contrarias a la versión oficial y desde entonces es perseguido por Washington. Kurt Sonnenfeld se ha refugiado en Argentina en donde ha publicado un libro: «El Perseguido». Entrevista exclusiva para la Red Voltaire.
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Kurt Sonnenfeld junto a un especialista socorrista no identificado en los restos y descombros subterráneos de la «Zona Cero» («Ground Zero» en inglés) de las torres gemelas derrumbadas en New York poco después del 11 de septiembre de 2001.
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Kurt Sonnenfelf, graduado de la Universidad de Colorado (Estados Unidos), hizo estudios de relaciones internacionales y economía, así como de literatura y filosofía. Trabajó para el gobierno de Estados Unidos como camarógrafo oficial de videos y director de las operaciones de divulgación audiovisual del equipo de intervención de urgencia para la Agencia Federal de Situaciones de Urgencia (FEMA).

Kurt Sonnenfeld también trabajó bajo contrato para diversas agencias gubernamentales y programas para operaciones confidenciales y «sensibles» en instalaciones científicas y militares, en territorio estadounidense.
El 11 de septiembre de 2001, la zona conocida como «Ground Zero» fue cerrada al público. Pero Sonnenfeld tenía libre acceso a ese sector, lo cual le permitió documentar la investigación (que nunca se concretó) y proporcionar imágenes «decantadas» a prácticamente todos los canales informativos del mundo. Las grabaciones que revelan la existencia de ciertas anomalías que descubrió en Ground Zero siguen en poder de Sonnenfeld.

Acusado, conforme al guión de una maniobra montada de antemano[como el caso del periodista Garry Webb] –lo cual resulta evidente a la luz de hechos posteriores–, se le acusó falsamente de haber cometido un crimen, crimen que nunca tuvo lugar, Kurt Sonnenfeld ha sido perseguido a través de dos continentes. Al cabo de años de miedo, de injusticia y aislamiento, se decidió a pronunciarse públicamente en contra de la versión oficial del gobierno estadounidense, y declara que está dispuesto a someter los documentos que tiene en su poder a un detallado examen por parte de técnicos independientes y confiables.
Kurt Sonnenfeld.
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Entrevista

Red Voltaire: Su libro autobiográfico «El Perseguido» fue recientemente publicado en Argentina, donde usted vive como exilado desde el año 2003. ¿Quién lo persigue?
Kurt Sonnenfeld: Aunque es una autobiografía, no se trata de la historia de mi vida. Como me convertí en un testigo incómodo después de mi trabajo en Ground Zero, [el libro] es más bien el recuento de los extraordinarios sucesos por los que hemos tenido que pasar, mi familia y yo, por causa de las autoridades estadounidenses, durante más de 7 años y en ambos hemisferios.

Red Voltaire: Usted ha explicado que su pedido de que se le conceda el estatuto de refugiado político, conforme a lo estipulado en la Convención de Ginebra, se encuentra todavía en estudio por parte del Senado argentino, cuando en 2005 a usted se le garantizaba el asilo político, aunque de forma provisional. ¡Usted es probablemente el primer ciudadano estadounidense en esa situación! ¿Ser sin dudas el primer funcionario del gobierno directamente vinculado a los sucesos del 11 de septiembre de 2001 en convertirse un «whistle-blower», una fuente pública [de información sobre esos hechos] es lo que le ha llevado a usted al exilio?
Kurt Sonnenfeld, acompañado de su esposa Paula, presenta su testimonio ante el Senado argentino.
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Kurt Sonnenfeld: Un refugiado es una persona que se ha visto forzada a salir de su país (o que no puede volver a él) por algún tipo de persecución. Es indudable que muchas personas han sido injustamente perseguidas por causa de leyes prácticamente fascistas y de políticas vinculadas al choque del 11 de septiembre de 2001 y [esas personas] tienen derecho al estatuto de refugiado.
Pero lo cierto es que pedir el estatuto de refugiado es un trámite arriesgado y peligroso. Estados Unidos es la única «superpotencia» que queda en el mundo, y la disidencia ha sido allí reprimida de hecho. Todo el que pide el estatuto de refugiado por razones políticas está cometiendo así un acto de disidencia extrema. Y si el pedido es rechazado, ¿qué se hace usted? Después de presentar el pedido, es imposible echarse atrás.
Personalmente, yo no estaba obligado a salir de Estados Unidos, ciertamente no tuve que escaparme. En aquel entonces, yo simplemente no estaba conciente de lo que se estaba tramando contra mí. Todavía no había relacionado las cosas entre sí. Así que cuando me fui, en 2003, lo hice con la intención de regresar. Vine a Argentina a tomarme un pequeño respiro, para tratar de recuperarme después de todo lo que me había pasado. Vine aquí libremente, con mi propio pasaporte, utilizando mis propias tarjetas de crédito.
Pero, como consecuencia de una increíble serie de acontecimientos, me vi posteriormente obligado a exilarme, y no regresé.

Red Voltaire: ¿A qué tipo de acontecimientos se refiere usted?
Kurt Sonnenfeld: Fui injustamente acusado de «crímenes» que, por supuesto, nunca se produjeron, fui objeto de encarcelamiento abusivo y de torturas, como consecuencia de aquellas acusaciones, y además de escandalosas calumnias contra mi reputación, de amenazas de muerte, de intentos de secuestro y otras violaciones de los derechos y los derechos humanos condenadas en numerosos acuerdos internacionales. Mi regreso a Estados Unidos sería no sólo una prolongación de esas violaciones sino que me separaría –quizás de forma permanente– de mi esposa y de nuestras gemelas de tres años, la única razón de ser que me queda. Además, debido a la imposibilidad de obtener un juicio justo por un crimen que nunca tuvo lugar, me vería incluso expuesto a la pena de muerte.

Red Voltaire: En 2005, el gobierno estadounidense presentó contra usted un pedido de extradición, que fue rechazada por un juez federal [argentino]. Más tarde, en 2007, la Corte Suprema argentina –en una demostración de integridad y de independencia– rechazó la apelación estadounidense. Pero su gobierno [el de Estados Unidos] insistió. ¿Puede usted aclararnos la situación?
Kurt Sonnenfeld: En 2008, y sin tener absolutamente ninguna base legal, el gobierno estadounidense presentó una nueva apelación ante la Corte Suprema argentina, que seguramente mantendrá las dos decisiones inatacables ya adoptadas por el juez federal.
Una de esas decisiones señalaba que había demasiadas sombras [En español en el texto, Nota del Traductor], o puntos oscuros, en mi caso. Había muchas mentiras en el pedido de extradición de las autoridades estadounidenses y, felizmente, nosotros logramos probarlo. El hecho de que hubiera tantas mentiras sirvió para apoyar mi pedido de asilo. Pudimos demostrar que hemos sido víctimas de una larga campaña de hostigamiento y de intimidación por parte de los servicios de inteligencia estadounidenses.
Como consecuencia de ello, mi familia se encuentra desde entonces bajo protección policial permanente. Como señaló un senador al referirse a mi caso: el «comportamiento [de los servicios de inteligencia estadounidenses] denota sus verdaderas motivaciones».
Kurt Sonnenfeld y su familia son frecuentemente objeto de acciones de hostigamiento durante las cuales se ven vigilados y fotografiados, como se demuestra en esta imagen.
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Red Voltaire: Están tratando de atribuirle un crimen imaginario. ¿Cómo justifica usted tanto rencor? Como funcionario de la FEMA, el gobierno tendría que haberle creído a usted. ¿En qué momento cambió la situación?
Kurt Sonnenfeld: Retrospectivamente, me doy cuenta de que la situación cambió poco antes de que yo me diera cuenta de ello. Inicialmente, la falsa acusación de la que fui objeto era totalmente irracional. Me destruyó completamente. Resulta increíblemente difícil sufrir la pérdida de alguien a quien uno ama y que se suicida. Pero que lo acusen a uno de esa pérdida, resulta insoportable. El caso fue sobreseído ya que había un montón de pruebas que me absolvían totalmente (Nancy, mi esposa, había dejado una carta y varios escritos en los que hablaba de suicidio en su diario, había otros antecedentes de suicidios en su familia, etc.). La parte acusadora estaba segura de mi inocencia al 100% antes de pedir el sobreseimiento del caso.
Pero la prisión preventiva se prolongó, incluso DESPUÉS que ya se había dicho que había que liberarme, lo cual me demostró que algo se estaba tramando.
Estuve preso durante CUATRO MESES después de que se informara a mis abogados que se había pedido el sobreseimiento. Finalmente me liberaron en junio de 2002. Une increíble serie de acontecimientos se produjo en ese tiempo. Mientras yo estaba detenido aún, tuve una conversación telefónica con funcionarios de la FEMA para tratar de resolver el problema. Pero me di cuenta de que me consideraban «comprometido», que yo representaba un peligro. Me dijeron que lo convenido era que «había que proteger a la Agencia», sobre todo a la luz del cambio que iba a producirse con la aplicación de la Patriot Act y el esperado intrusismo que vendría con el nuevo Departamento de Seguridad de la Patria (Department of Homeland Security). Después de todos los peligros que yo había enfrentado, de todas las pruebas y dificultades que había sufrido durante casi 10 años, me sentí traicionado. La decepción fue terrible.
Como me estaban abandonando, les dije que yo no tenía las grabaciones, que las había entregado a un burócrata de Nueva York y que iban a tener que esperar que me pusieran en libertad para recuperar cualquier otro documento que estuviera en mi poder. Poco después de aquella conversación, mi casa fue «registrada», cambiaron las cerraduras y varios vecinos vieron hombres entrando a mi domicilio, aunque no hay en la Corte ningún informe que mencione eso, como debiera ser. Cuando al fin me liberaron, descubrí que mi oficina había sido saqueada, mi computadora también había desaparecido y varios videos ya no estaban en mi videoteca del sótano.
Constantemente había hombres apostados en la calle cerca de mi casa, mi sistema de vigilancia fue pirateado varias veces, las lámparas exteriores de seguridad eran desconectadas, etc., a tal punto que me instalé en casa de unos amigos, en su casa en la montaña, que TAMBIÉN fue saqueada posteriormente.


Cualquiera que trate de descubrir la verdad reconoce que hubo una serie de extraordinarias irregularidades en este caso y que yo y la gente que yo amo fuimos objeto de una escandalosa injusticia. Esta intensa campaña tendiente a obligarme a volver a Estados Unidos es un pretexto falso que esconde motivaciones más oscuras.

Red Voltaire: Usted ha sugerido que vio cosas en Ground Zero que no concuerdan con el informe oficial. ¿Dijo usted algo o hizo algo que pudiera levantar sospechas en ese sentido?
Kurt Sonnenfeld: En aquella misma llamada telefónica dije que iba a revelar al público no sólo mis sospechas sobre los acontecimientos que rodearon el 11 de septiembre de 2001 sino también sobre diversos contratos para los cuales había trabajado anteriormente.
Sonnenfeld en Ground Zero, durante su trabajo de documentación en el terreno.
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Red Voltaire: ¿En qué se basan sus sospechas?
Kurt Sonnenfeld: Retrospectivamente, había muchas cosas raras en Ground Zero. Me pareció extraño que me enviaran a Nueva York antes de que el segundo avión se estrellara contra la torre sur, en momentos en que los medios estaban reportando solamente que un «pequeño avión» había chocado con la torre norte –una catástrofe de tan poca importancia que no merecía la intervención de la FEMA.
La FEMA fue movilizada en pocos minutos, ¡cuando se necesitaron diez días para desplegarla en Nueva Orleáns, en respuesta al huracán Katrina, a pesar de las numerosas advertencias previas! Me pareció raro que las cámaras se prohibieran de forma tan estricta dentro del perímetro de seguridad de Ground Zero, que se declarara toda la zona como escena del crimen, mientras que las pruebas materiales eran retiradas de allí y destruidas tan rápidamente.
Después, me pareció muy extraño enterarme de que la FEMA y otras agencias federales ya estaban en posición en su puesto de mando, en el Pier (muelle) 92, desde el 10 de septiembre, un día antes de los atentados.
Neumáticos provenientes de un tren de aterrizaje visibles en un contenedor de pruebas materiales marcado con la inscripción «FBI Partes avión únicamente».
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Nos piden que creamos que las 4 cajas negras «indestructibles» de los dos aviones que se estrellaron contra las torres nunca fueron halladas porque fueron completamente pulverizadas, pero yo tengo imágenes de ruedas provenientes del tren de aterrizaje [que se ven] poco dañadas, y también de asientos, de pedazos de fuselaje, de una turbina de avión que no están desintegrados en lo absoluto. Dicho esto, me parece más bien extraño que esos objetos, prácticamente intactos, hayan podido resistir al tipo de destrucción que redujo polvo la mayor parte de las Torres Gemelas. Y tengo también mis dudas en cuanto a la autenticidad de la turbina del «avión».
Prueba material: la turbina de Boeing presentada en el basurero de la isla de Fresh Kill.
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Lo sucedido con el Edificio 7 es extremadamente sospechoso. Yo tengo un video que muestra hasta qué punto la pila de escombros era curiosamente pequeña y se ve que los edificios colindantes no fueron afectados por el derrumbe del Edificio 7. [Ese edificio] no fue golpeado por un avión, sólo sufrió algunos daños menores al derrumbarse las Torres Gemelas, sólo había incendios menores en algunos pisos. Sin una demolición controlada, es imposible que ese edificio fuese objeto de una implosión como la que se produjo. A pesar de ello, el derrumbe del Edificio 7 apenas se mencionó en los medios dominantes y la Comisión sobre el 11/9 lo ignoró de forma sospechosa.

Red Voltaire: Según ciertas informaciones, en los sótanos del WTC7 había archivos sensibles y seguramente comprometedores. ¿Encontró usted algo sobre eso?
Kurt Sonnenfeld: El Servicio Secreto, el Departamento de Defensa, el FBI, el fisco (IRS), la Comisión de Reglamentación y Control de Mercados Financieros (SEC, siglas en inglés) así como el Puesto de Mando de Crisis [de la ciudad de Nueva York. NdlR.] para situaciones de urgencia (OEM, siglas en inglés) ocupaban muchísimo espacio en varios pisos de ese edificio.
Otras agencias federales también tenían oficinas allí. Después del 11 de septiembre, se descubrió que allí estaba, escondido en el edificio 7, el mayor centro clandestino de la CIA dentro del país, exceptuando el de Washington DC; una base operativa desde donde se espiaba a los diplomáticos de las Naciones Unidas y se realizaban las operaciones de contraterrorismo y de contraespionaje (así como la Inteligencia Económica. NdlR.).
Ese edificio (el World Trade Center 7) no tenía parqueo subterráneo. No tenía almacenes subterráneos. En vez de eso, las agencias federales del Edificio 7 guardaban sus vehículos, documentos y pruebas materiales en el edificio de sus asociados, del otro lado de la calle. Debajo de la plaza del Buró de Aduanas US (Edificio 6) había un gran parqueo subterráneo separado del resto de la zona subterránea del complejo y altamente vigilado.
Diferentes servicios del gobierno guardaban allí sus autos capaces de resistir explosiones de bombas, sus limusinas blindadas, los taxis falsos y los camiones de la compañía de teléfonos que se usan en las acciones de vigilancia secreta y en otras operaciones secretas, camionetas especializadas y otros vehículos.
En esa zona del parqueo de seguridad había también un acceso a la cámara blindada inferior del Edificio 6.
Aproximándose a la entrada de los niveles que comunican con los pisos inferiores del edificio.
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Al derrumbarse la torre norte, el Buró de Aduanas US (Edificio 6) quedó aplastado y completamente devastado por el fuego. La mayoría de sus pisos subterráneos también fueron destruidos. Pero había cavidades. Y fue a través de una de esas cavidades, recientemente descubierta, que yo bajé para investigar con la Fuerza Especial de Intervención.
Fue allí que vimos la antecámara de seguridad del almacén subterráneo severamente dañada. Al final de la oficina de seguridad estaba la gran puerta de acero de la cámara blindada y, al otro lado, el teclado codificado en la pared. Pero la pared estaba rajada y se había derrumbado parcialmente, y la puerta estaba entreabierta. A la luz de nuestras linternas, pudimos ver lo que había dentro [de la cámara blindada]. Aparte de varias hileras de estantes vacíos, la cámara blindada no contenía otra cosa que escombros y polvo. ¿Por qué? ¿Cuándo la vaciaron?

Red Voltaire: ¿Eso despertó en usted la sospecha?
Kurt Sonnenfeld: Sí, pero no inmediatamente. Resulta difícil reflexionar ante un caos tan grande. Fue solamente después de digerir todo aquello que empecé a sospechar.
El Edificio 6 fue evacuado 12 minutos después del choque del primer avión contra la torre norte. Inmediatamente, las calles quedaron bloqueadas por carros de bomberos, autos de la policía y embotellamientos, y la cámara blindada era lo suficientemente grande –yo diría que tenía 15 metros de ancho y 15 de largo– como para que se necesitara por lo menos un camión grande para evacuar su contenido. Después de la caída de las torres, destruyendo el nivel del parqueo, la realización de una misión para recuperar el contenido de la antecámara hubiese sido imposible. Así que la cámara blindada tuvo que ser vaciada antes del ataque.
Todo esto lo describo en mi libro de forma detallada y parecía como si las cosas importantes hubieran sido llevadas a un lugar seguro antes de los atentados. Por ejemplo, la CIA no pareció inquietarse demasiado por sus pérdidas. Después de que se descubriera la existencia de su oficina secreta en el Edificio 7, un vocero de la agencia dijo a los periódicos que se había enviado un equipo especial para que inspeccionara los escombros en busca de documentos secretos y de informes de los servicios de inteligencia, cuando había millones, si no eran miles de millones, de páginas volando por las calles.
Pero el vocero estaba muy confiado. «No debe haber demasiados papeles regados», declaró.
Los insólitos vestigios del Buró de Aduanas US (Edificio 6).
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Y las aduanas anunciaron desde el principio que todo había sido destruido, que el calor había sido tan intenso que todas las pruebas materiales de la cámara blindada habían sido reducidas a cenizas. Pero varios meses más tarde anunciaron que habían puesto fin a las actividades de una importante red de tráfico de narcóticos y de lavado de dinero colombiano, después de haber recuperado pruebas esenciales de la cámara blindada, entre ellas fotos de vigilancia y grabaciones de escuchas telefónicas muy sensibles. Y cuando se mudaron a su nuevo edificio, en el número 1 de Penn Plaz, en Manhattan, colgaron orgullosamente en la pared de la entrada la placa honorífica y el gran cartel redondo de las Aduanas US, también milagrosamente encontrado, inmaculado, en sus antiguas oficinas del World Trade Center, a pesar del derrumbe y de los incendios.

Red Voltaire: Usted no era el único que estaba en misión en Ground Zero. ¿Notaron los demás las mismas anomalías? ¿Sabe usted si también fueron hostigados?
Kurt Sonnenfeld: En efecto, yo oí hablar a algunos, en dos salidas diferentes. Algunos de nosotros incluso llegamos a conversar sobre ello posteriormente. Ellos saben de quiénes se trata y yo espero que van a hablar, pero también estoy seguro de que están bajo fuertes presiones sobre lo que pudiera sucederles si hablan. Yo dejo la decisión entre sus manos, pero en la unión está la fuerza.

Red Voltaire: Con la publicación de su libro, usted se ha convertido en un «whistleblower» [Término aplicado en Estados Unidos a los que han alertado sobre las incongruencias del informe oficial sobre el 11 de septiembre. NdT.], ¡pero usted lo hizo alcanzando un punto en que no tiene vuelta atrás! Tiene que haber mucha gente que sabe lo que realmente sucedió o no en aquel fatídico día. Pero nadie ha emprendido una batalla personal, cosa que han evitado sobre todo aquellos que estaban directamente implicados de forma oficial. Es eso lo que hace que su caso personal sea tan convincente. Viendo lo que ha sucedido con usted, no resulta difícil imaginar por qué esas personas no quieren hablar.
Kurt Sonnenfeld: Efectivamente, también hay gente muy honesta y digna de crédito que ha lanzado alertas. Y están siendo desacreditadas e ignoradas. Algunas de esas personas están siendo perseguidas y hostigadas como yo.
El miedo frena a la gente. Todo el mundo sabe que si usted contradice a las autoridades estadounidenses, usted va a tener problemas, de una u otra forma. Como mínimo, lo van a desacreditar, a deshumanizar.
Lo más seguro es que le acusen de cualquier cosa que no tenga nada que ver, como un fraude fiscal o algún peor, como en mi caso. Mire lo que le pasó a Abraham Bolden, por ejemplo [1], o al gran jugador de ajedrez Bobby Fischer después que expresó su desprecio hacia Estados Unidos. Hay muchos ejemplos. Yo le había pedido a mis amigos y asociados que hablaran en mi lugar para que contaran [la verdad sobre] todas las mentiras divulgadas en los medios de prensa, pero todos tenían miedo de las consecuencias para ellos mismos y sus familias.

Red Voltaire: ¿Hasta qué punto los descubrimientos que hizo usted en Ground Zero pudieran implicar al gobierno en esos hechos? ¿Está usted al corriente de las investigaciones que científicos y profesionales calificados han llevado a cabo y que no sólo corroboran los descubrimientos que usted hizo sino que, en ciertos casos, los sobrepasan ampliamente? ¿Considera usted a esas personas como «adeptos de la teoría de la conspiración» (“conspiracy nuts”)?
Kurt Sonnenfeld: Al más alto nivel en Washington DC alguien sabía lo que iba a pasar. Estaban tan deseosos de tener una guerra que, por lo menos, dejaron que sucediera aquello, y lo más probable es que incluso hayan contribuido a que aquellos acontecimientos se produjeran.
A veces me parece que los «locos» [los «adeptos de la teoría de la conspiración». NdlR.] son aquellos que se aferran con un fervor casi religioso a lo que les dicen a pesar de todas las pruebas de lo contrario, los que se niegan a considerar el hecho de que hubo una conspiración interna.
Hay tantas anomalías en la investigación «oficial» que no es posible atribuirlas a errores o incompetencia. Yo conozco a los científicos y profesionales calificados a los que usted se refiere. Sus descubrimientos, convincentes, creíbles y presentados según el protocolo científico, están en total oposición con los de la investigación «oficial». Además, numerosos agentes de los servicios secretos y funcionarios del gobierno expresan opiniones muy bien informadas [señalando] que la Comisión sobre el 11/9 era, en el mejor de los casos, una farsa, y en el peor, una pantalla [2]. Mi experiencia en Ground Zero no es otra cosa que una pieza más del rompecabezas.

Red Voltaire: Esos hechos sucedieron hace casi 9 años. ¿Cree usted que descubrir la verdad sobre el 11 de septiembre sigue siendo un objetivo importante? ¿Por qué?
Kurt Sonnenfeld: Es importantísimo. Y lo seguirá siendo dentro de 10 o incluso dentro de 15 años, si la verdad no ha salido a la luz en todo ese tiempo. Es un objetivo importante porque, en este momento de la historia, hay mucha gente demasiado crédula ante lo que le cuentan las autoridades y con demasiada tendencia a seguirlas. En una situación traumática, la gente busca que la guíen. La gente que tiene miedo es manipulable. Saber manipular a las masas implica beneficios inimaginables para muchas personas muy ricas y muy poderosas. La guerra es increíblemente cara, pero ese dinero se va a algún lugar. La guerra es siempre muy beneficiosa para unos cuantos.
De una u otra manera, sus hilos siempre acaban en Washington DC, ellos toman las decisiones, determinan los presupuestos, mientras que los hijos de los pobres y de los que no tienen influencias siempre acaban en el frente, recibiendo las órdenes y peleando en las guerras de los anteriormente mencionados. Las enormes reservas secretas del Departamento de Defensa estadounidense representan una máquina de financiamiento ilimitado para el complejo militaro-industrial, [financiamiento] cifrado en varios miles de millones de dólares. Y así seguirá siendo mientras las masas no se despierten, mientras no se vuelvan escépticas y no pidan cuentas. Las guerras (y los falsos pretextos presentados) no se acabarán mientras la gente no tome conciencia de los verdaderos motivos de la guerra y mientras no dejen de creer en las explicaciones “oficiales”.

Red Voltaire: Lo que se ha dado en llamar Movimiento por la Verdad sobre el 11 de septiembre (9/11 Truth Movement) ha pedido una nueva investigación independiente sobre aquellos hechos. ¿Cree usted que hay esperanzas en ese sentido con la administración Obama?
Kurt Sonnenfeld: Realmente, espero que así sea. Pero me mantengo escéptico. ¿Qué razón pudiera llevar a los líderes de cualquier gobierno a hacer por voluntad propia algo que comprometería seriamente su propia responsabilidad?
Ellos prefieren mantener el statu quo y dejar las cosas como están. Cambió el que maneja el tren, pero ¿cambió el tren de dirección? Yo lo dudo. El impulso tiene que venir del público, no sólo a escala nacional sino también a escala internacional, como hace la red de ustedes.

Red Voltaire: Numerosas asociaciones de derechos humanos, grupos de activistas y muchas personalidades le están aportando a usted su apoyo en esta difícil situación, y no se trata de gente de poca monta. Entre esas personalidades está, por ejemplo, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. ¿Cómo responden los argentinos en general ante su situación?
Kurt Sonnenfeld: Con una increíble cantidad de expresiones de apoyo. La dictadura militar está fresca aún en la memoria colectiva de la mayoría de la gente en Argentina, y esa gente sabe que la dictadura argentina (al igual que otras dictaduras sudamericanas de aquella época) tuvo el apoyo de la CIA, dirigida en aquel entonces por George Bush padre. [Los argentinos] se acuerdan muy bien de los centros de tortura, de las prisiones secretas, de los miles de personas «desaparecidas» por sus opiniones y del miedo cotidiano.
Saben que Estados Unidos va a reinstaurar todo aquello si le parece conveniente, que es capaz de invadir un país con tal de concretar sus propios intereses políticos y económicos y de manipular los medios recurriendo a un “casus belli” [Pretexto que justifique una guerra. NdT.] enteramente fabricado para justificar sus conquistas.
Kurt Sonnenfeld con Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz de 1980.
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Mi familia y yo mismo tenemos el honor de contar entre nuestros amigos más queridos a Adolfo Pérez Esquivel [3] y a sus consejeros del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ). Hemos trabajado juntos a favor de muchas causas, como los derechos de los refugiados, los derechos de las mujeres, de los niños sin familias y de los niños portadores del VIH/SIDA.
Tenemos también el honor de poder contar con el apoyo de las Abuelas de la Plaza de Mayo, de las Madres de la Plaza de Mayo, de la Línea Fundadora [4], del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH) [5], de los Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, de la Asociación de Mujeres, Migrantes y Refugiados Argentina (AMUMRA), de la Comisión de Derechos Humanos de la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y del Programa Nacional Anti-Impunidad. En el plano internacional, la ONG REPRIEVE de Gran Bretaña presentó un «amicus curiae» a favor nuestro y contamos con la colaboración de NIZKOR de España y de Bélgica. Además, mi esposa Paula y yo mismo hemos sido recibidos en el Congreso por la Comisión de Derechos Humanos y Garantías de la Honorable Cámara de Diputados de La Nación.
Red Voltaire: Como decíamos al principio, la decisión de escribir su libro y de hacerlo público fue un paso enorme. ¿Qué le llevó a usted a darlo?
Kurt Sonnenfeld: Salvar a mi familia. Y dar a conocer al mundo que las cosas no son lo que parecen.

Red Voltaire: Una última pregunta, aunque no se trata de la menos importante: ¿Qué piensa hacer con sus grabaciones?
Kurt Sonnenfeld: Tengo la certeza de que mis grabaciones revelan más cosas de las que yo pueda ser capaz de analizar, ya que mis conocimientos son limitados. Es por ello que voy a cooperar en todo lo que pueda con expertos confiables y serios, en un esfuerzo común para que se sepa la verdad.
Red Voltaire: Muchas gracias

Fuente: http://www.voltairenet.org/article166929.html

CUANDO LA REALIDAD SUPERA A LA FICCIÓN – Ataque al WTC - Septiembre 11

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Photobucket Saca tus propias conclusiones. La verdad sobre el ataque al Pentágono y las Torres Gemelas.

Estimado profesor Velmont: Quisiera preguntarle sobre el atentado al Pentágono del vuelo 77 de AA. Hay una versión en Internet que dice que no fue un avión sino un misil. Me gustaría saber cuál es la verdad al respecto.
RESPUESTA
Apreciado Adolfo: Hice una sesión recientemente donde consulté el tema con el Maestro Ron Hubbard y, bueno, en realidad me llevé una sorpresa porque nunca podía imaginarme cuál era el verdadero trasfondo de la cuestión.
En este caso, más que en ningún otro, como se dice vulgarmente, la realidad superó a la ficción.
Te transcribo directamente la sesión porque fue muy exhaustiva y aclara perfectamente todas las dudas.

SESIÓN DEL 22/3/05
Médium : Jorge Olguín.
Interlocutor : Horacio Velmont.
Entidad que se presentó a dialogar : Ron Hubbard, fundador de Dianética y Cienciología.

Interlocutor: ¿Ya está incorporado, Maestro? Espero que no lo hayamos despertado.
Ron Hubbard: ¿Quién me ha convocado?

Interlocutor: Maestro, realmente me ha causado gracia oír su voz de ultratumba imitando a los antiguos médium, que consideraban que los espíritus debían escucharse así.
Ron Hubbard: Fuera de esta broma, es importante aclararle a los consultantes que los espíritus no dormimos, estamos todo el tiempo alerta, en vigilia. Podemos sí, de alguna manera meditar para buscar alguna solución o alguna respuesta a alguna duda que tengamos o sobre alguien a quien haya que auditar.

Interlocutor: ¿En el plano espiritual no se extraña el sueño para nada?
Ron Hubbard: No sentimos sueño porque no tenemos cuerpo orgánico que se canse.

Interlocutor: Está claro. ¿Pasamos directamente al tema del ataque al Pentágono?
Ron Hubbard: De acuerdo.

Interlocutor: ¿Cómo fue este asunto tan controvertido? Digo controvertido porque no se encontraron restos del avión que supuestamente impactó en el Pentágono. Además, el avión que se dirigía a este sector militar desapareció de los radares y jamás volvió a aparecer. Por otra parte, algunos hablan de un misil. ¿Hubo algún misil?
Ron Hubbard: Sí, hubo un misil, pero mejor comencemos por el principio. La historia es así: había un avión de línea que pesaba 60 toneladas, tenía 20.000 litros de gasolina. Estamos hablando de un avión con todo su potencial que sí se dirigía hacia el Pentágono comandado por un árabe que no tenía la más mínima idea de lo que era pilotar un Boeing

Interlocutor: ¿Qué sucedió con ese avión?
Ron Hubbard: Hubo una especie de jugarreta. Hay un sistema planetario cuyos habitantes no tienen mucha vida.

Interlocutor: ¿Son humano o humanoides?
Ron Hubbard: Sus habitantes también son humanos, pues tienen el mismo ADN que los terrestres, pero no tienen la tecnología que tienen aquí a pesar de que pueden trasladarse de un mundo a otro en naves espaciales y pueden hacer viajes en el tiempo. Poseen incluso portales dimensionales.
Cuando hablo de portales dimensionales no me estoy refiriendo a las aberturas como las de las películas de ciencia ficción, sino de agujeros de gusano o worm como hacían los extraterrestres de Orión 3 para pasar a otros mundos.
Esto es lo que habían hecho ellos con su tecnología, pero les faltaba un investigador que pudiera lograr corregir la cadena de ADN porque su raza estaba muriendo.

Interlocutor: ¿De qué planeta estamos hablando?
Ron Hubbard: De un planeta llamado Bellatrix, Bellatrix IV. Su sol es azul o más bien de un tinte azulado. Pero continúo con la historia porque es muy importante para comprender lo que sucedió en el Pentágono.
Hay razas que adelantan en una materia, como la de los viajes espaciales, y no adelantan en la otra, como en la del código genético.
Esta raza ha hecho enormes adelantos en muchos temas, pero ello no impidió que su planeta se haya dividido en dos facciones, la del hemisferio Norte y la del hemisferio Sur. Entre ambos lados se había declarado una especie de guerra.

Interlocutor: Por lo que veo, en todos lados se cuecen habas.
Ron Hubbard: Así es. Los rebeldes del hemisferio Sur enviaban misiles a los habitantes del hemisferio Norte, que era la parte pacífica, para destruir sus ciudades.
Estos misiles eran de un tipo energético que casi no dejaba huellas. Era un misil que directamente destruía lugares pero sin dejar ningún resto porque la misma materia del misil desaparecía al impactar.
Estos seres podían viajar por portales dimensionales, para llamarlos de alguna manera, a otros mundos, y en un momento dado visualizaron al planeta Tierra mediante esos portales.
Así como se ha dicho que había portales en las Pirámides y los seres de Orión 3 podían viajar a través de ellos a su propio planeta, estos seres de Bellatrix IV lograron, con unos aparatos similares a los televisores terrestres, visualizar lo que sucedía en el 2001 en Estados Unidos.
Así, vieron que había un avión de línea que se estaba dirigiendo al Pentágono con la intención de impactar allí.

Interlocutor: ¿El que pilotaba ese desquiciado y suicida piloto novato?
Ron Hubbard: Correcto. En ese avión de línea viajaban, además de los pasajeros de rutina, doctores, un embajador, y también había dos científicos expertos en biología molecular, esos que corrigen el ADN y cosas similares.
Esto les interesó sobremanera a los seres de Bellatrix IV.

Interlocutor: ¿Y todo eso lo pudieron captar con sus aparatos?
Ron Hubbard: Sí, pero aparte viajaron por el tiempo un día antes y estudiaron todo el asunto.

Interlocutor: ¿Usted me quiere decir que estaban al tanto de todo porque habían viajado en el tiempo y lo habían averiguado?
Ron Hubbard: Tal cual. Y también sabían que iba a haber un atentado.

Interlocutor: ¡Vaya, qué interesante! ¿Y por qué no lo evitaron?
Ron Hubbard: No lo evitaron porque se desentendían de ese asunto, ya que su propósito era otro. Por lo general, los seres de otros mundos no se meten en los hechos conflictivos terrestres, ni políticos, ni territoriales.

Interlocutor: ¿Qué fue lo que hicieron en realidad?
Ron Hubbard: Aquí viene la parte que más va a traer debate entre los consultantes. Hicieron lo que en el planeta Tierra se llama "doble jugada". Cuando el Boeing estuvo a pocos kilómetros del Pentágono le pusieron delante un portal dimensional y de esta forma se lo llevaron con todo el pasaje a Bellatrix IV.

Interlocutor: ¡Con razón había desaparecido de los radares!
Ron Hubbard: Claro, y esta fue la primer jugada. La segunda fue la siguiente: de inmediato, en milésimas de segundos -porque estos seres de Bellatrix IV no sólo pueden manejar el portal sino también el tiempo- envían en reemplazo del Boeing el misil que dispararon contra el Norte los del hemisferio Sur.

Interlocutor: ¡Increíble! Aquí como nunca se da aquello de que "la realidad supera a la ficción".
Ron Hubbard: Y ese misil que iba a impactar en la ciudad del Norte impacta en el Pentágono.

Interlocutor: Como decimos aquí en el plano físico, "es cosa de locos".
Ron Hubbard: Tú seguramente pensarás en lo crueles que son los seres del hemisferio Norte de Bellatrix. Sin embargo, no sólo no son crueles, sino que son misericordiosos, honestos, pacíficos. Los crueles son los del hemisferio Sur.

Interlocutor: No entiendo bien el hecho de que si son "buenas personas" hayan dejado que un misil que iba dirigido a ellos fuera a matar gente del Pentágono.
Ron Hubbard: Bueno, un abogado defensor de los seres del hemisferio Norte diría: "Al fin y al cabo la destrucción que causó el misil era la misma destrucción que iba causar el avión y, por otra parte, salvaron de la muerte a todos los pasajeros que iban en el Boeing".

Interlocutor: ¿Cómo lo hicieron?
Ron Hubbard: Ellos tienen una tecnología avanzadísima y simplemente manejaron fuerzas electromagnéticas.

Interlocutor: ¿Todos los pasajeros fueron llevados a Bellatrix IV, entonces?
Ron Hubbard: Así es. Incluso al desquiciado piloto iraquí le han cambiado su mente modificándole algunas neuronas y ahora está más pacífico.

Interlocutor: ¿Le lavaron el cerebro?
Ron Hubbard: ¿Tú te refieres a las técnicas que usaban los nazis?

Interlocutor: Sí, algo así.
Ron Hubbard: No, para nada. Solamente le han modificado algo de su decodificador para que capte mejor los conceptos de su Thetán, y ahora, a pesar de ser un espíritu del plano 3, está menos belicoso.
Interlocutor: ¿Los pasajeros están cómodos en Bellatrix IV?
Ron Hubbard: No se crearon ningún shock porque sabían que el avión estaba dominado por terroristas, que se iba a estrellar y que la muerte iba a ser segura. Además, uno de los iraquíes estaba manteniendo a raya a la tripulación y a los pasajeros a punta de ametralladora.

Interlocutor: ¿Cómo pudo entrar esa ametralladora?
Ron Hubbard: La explicación obvia es que hubo muchas fallas en los controles de los aeropuertos. A consecuencia del "todo es por algo", ahora los aeropuertos están en "Alerta Naranja" y hoy es prácticamente imposible entrar con armas a los aviones.

Interlocutor: Está claro.
Ron Hubbard: Vuelvo al incidente. Dos cámaras de videos lograron filmar el misil que fue intercambiado por el Boeing por los seres de Bellatrix IV.

Interlocutor: ¿A qué velocidad viajaba el misil?
Ron Hubbard: En un determinado momento llegó casi a los 900 kilómetros por hora.

Interlocutor: ¿Las cámaras de video llegaron a filmar el intercambio?
Ron Hubbard: De alguna manera sí, porque hubo una cámara que filmaba el avión que se dirigía al Pentágono.

Interlocutor: ¿Y entonces se vio como desaparecía el avión y aparecía de pronto el misil?
Ron Hubbard: El misil no se vio sino que solamente se percibió algo así como una figura que va a tremenda velocidad a ras del suelo, a casi 60 centímetros de él.
Fíjate que el misil atravesó una autopista a la velocidad de 900 kilómetros por hora y sin embargo no afectó a ningún automóvil. Si hubiera sido un avión que viaja a tan poca altura la misma fuerza expansiva del aparato hubiera hecho volcar a todos los vehículos que se encontraban a su paso.

Interlocutor: ¿Pero un misil no debiera haber provocado algo parecido?
Ron Hubbard: No, porque este misil no estaba hecho del mismo material que los misiles terrestres ya que se trataba de un proyectil energético
.
Interlocutor: Ahora voy entendiendo.
Ron Hubbard: Un avión, salvando las distancias, barre el aire igual que lo hace un abanico. Ese misil energético, en cambio, no movía masas de aire precisamente por ser energético. Entonces el aire prácticamente no oponía resistencia.

Interlocutor: Ahora entiendo el por qué no quedaron huellas, algo que intriga sobremanera a los investigadores.
Ron Hubbard: En el Pentágono hay cinco muros de concreto de hormigón tan grandes que un misil terrestre no los atravesaría y menos aún un avión. Y sin embargo este misil energético lo hizo.
Además, es obvio que un avión de las características del Boeing no podría penetrar en un agujero tan pequeño en el que solamente entraría la cabina. Es decir, el resto del aparato, alas, fuselaje, etc., tendrían que haber quedado a la vista y hay fotos que revelan que nada de esto sucedió.

Interlocutor: Eso es lo que intrigó a todos, que las fotos revelan claramente que no hubo ningún avión que colisionara contra el Pentágono. ¿Y en donde terminó ese misil energético?
Ron Hubbard: En el centro del Pentágono, después de horadar los cinco muros.

Interlocutor: ¿Y que vieron los testigos que trabajaban adentro del Pentágono? Me refiero al misil energético.
Ron Hubbard: No vieron nada. Solamente vieron una fuerza que destrozaba todo y escucharon tremendas explosiones.

Interlocutor: ¿Y cuál es la prueba que tienen de que fue un misil?
Ron Hubbard: Ninguna, pues no lo saben. La única prueba que tienen es el destrozo, pero no saben con certeza qué es lo que lo causó.

Interlocutor: En la sesión anterior usted dijo que en el Pentágono sabían lo que había sucedido. ¿En qué sentido sabían?
Ron Hubbard: En el Pentágono conjeturan que fue un ataque extraterrestre.

Interlocutor: Bueno, de alguna manera no se equivocan.
Ron Hubbard: Claro, porque en realidad sí fue un ataque extraterrestre. Pero no fue un ataque en el sentido tradicional bélico.



Interlocutor: Esto está perfectamente claro. Ahora me surge la pregunta sobre si ese piloto iraquí a pesar de ser un novato hubiera llegado a impactar en el Pentágono. Lo pregunto porque según dicen los pilotos expertos, un novato jamás podría viajar con un Boeing a ras del suelo como para impactar en ese lugar.
Ron Hubbard: Ese avión, considerando la dirección que llevaba justo antes de ser absorbido por el portal dimensional, tendía a caer en el césped adyacente al Pentágono.

Interlocutor: Es decir que si no hubieran intervenido los extraterrestres ese avión se estrellaba en el césped y entonces hubiera aparecido el avión destrozado e innumerables cadáveres.
Ron Hubbard: Correcto. Cuando el avión es reemplazado por el misil, el misil no sigue el mismo trayecto del Boeing y por eso impacta en el Pentágono.

Interlocutor: Está claro.
Ron Hubbard: Hay infinidad de fotos sobre el suceso e incluso, como ya dije, dos videos filmados.

Interlocutor: ¿Estos videos fueron eliminados?
Ron Hubbard: Los militares querían hacerlo pero cuando llegaron ya habían trascendido al público. De cualquier manera la versión oficial sigue siendo la misma, es decir que en el Pentágono se estrelló el avión comandado por el iraquí.

Interlocutor: Lo cual es un total disparate.
Ron Hubbard: Por supuesto. Dicen que la enorme fricción desintegró el aparato, ¿y dónde están los cadáveres entonces?

Interlocutor: De cualquier manera nadie cree la versión oficial.
Ron Hubbard: Sería absurdo que alguien pudiera creerla.

Interlocutor: Esto parece haber quedado perfectamente aclarado. Ahora quiero pasar al ataque de las Torres Gemelas.
Ron Hubbard: Aún hay algo importante que aclarar respecto al hemisferio Norte de Bellatrix IV. Esos dos científicos expertos en biología molecular que iban en el Boeing, agradecidos con los seres que los salvaron de una muerte segura, desde aquel momento, a la fecha ya hace cuatro años -ambos planetas tienen la misma medida de tiempo- están cooperando con ellos, tratando de prolongar su raza.
Y la región del Sur, que era enemiga acérrima de los del Norte, creyendo que los de este hemisferio había descubierto la tecnología como para neutralizar sus misiles energéticos, se rindió.

Interlocutor: ¿Nunca supieron los del Sur que los del Norte desviaron la trayectoria del misil hacia otro planeta?
Ron Hubbard: No, no lo supieron. Pensaron que lo habían neutralizado con un campo gravitatorio. Esta circunstancia los impulsó a la paz y ahora los científicos del Sur están cooperando con los del Norte en los experimentos sobre el ADN.
Ahora pasemos al ataque a las Torres Gemelas.

Interlocutor: Bien. El asunto clave que aquí se plantea es: ¿cómo puede ser que Bin Laden y unos pilotos inexpertos hayan podido llevar a cabo la logística necesaria para derribar con tanta precisión dos torres de tan tremendo tamaño, que en 9 segundos cayeron y quedaron hechas polvo. La primera pregunta, lógicamente, es si hubo aquí intervención extraterrestre.
Ron Hubbard: No, no hubo ninguna intervención extraterrestre.

Interlocutor: ¿Entonces cómo fue? Porque yo he visto la destrucción de edificios a través de implosiones, pero los expertos tardaron varios meses en prepararlos y además lo hicieron poniendo cargas explosivas en varias partes del edificio a derrumbar cuidadosamente seleccionadas.
Ron Hubbard: Empecemos por lo primero. El piloto que comandaba el Boeing que se pretendía impactar en el Pentágono era realmente un novato, pero los pilotos que iban al mando de los dos aviones que impactaron en las Torres Gemelas no eran novatos, sino muy expertos y sabían muy bien lo que estaban haciendo.

Interlocutor: Aquí encuentro otro de los muchos errores de apreciación de los investigadores, porque todos dijeron que los pilotos eran inexpertos. Bien. Ahora pregunto cómo puede ser que las Torres hayan implosionado con solo el impacto de los aviones. ¿Hubo acaso saboteadores que pusieron cargas explosivas de dinamita dentro de los edificios?
Ron Hubbard: No, no hubo tal cosa. Además, la dinamita nunca hubiera podido producir el efecto de destruir las Torres tal como fueron destruidas. El asunto fue de otra manera.
A diferencia de otros países cuyas torres están hechas de hormigón, las Torres Gemelas, por la altura que tenían, de 400 metros, eran prácticamente de una estructura de metal tan, pero tan fuerte, que hubiera aguantado cualquier impacto. Eran más fuerte que las torres hechas con hormigón.
El Talón de Aquiles, si se entiende lo que quiero significar, está en el mismo acero, porque si esas Torres hubieran sido de hormigón, capaz que se hubiera quebrado la punta con el impacto de los aviones pero no se hubieran derretido.
El combustible que estalló produjo un calor tan inconmensurable que prácticamente fue derritiendo el acero.

Interlocutor: ¿Pero como pudo caer el edificio, como dicen los investigadores que cayó, en 9 segundos, prácticamente en caída libre, y además hacerse polvo? Los expertos dicen que eso es algo imposible con el solo estallido del combustible.
Ron Hubbard: Eso es falso, porque no cayó en 9 segundos. Si hablamos de 9 hablemos de 9 minutos, no de 9 segundos.

Interlocutor: Bueno, aquí encuentro otro error o falsedad de los investigadores.
Ron Hubbard: Las Torres tardaron en caer en el tiempo que tardó en derretirse el acero.

Interlocutor: ¿Y el polvo en que quedaron convertidas las Torres? Porque según se dijo no quedaron trozos de nada.
Ron Hubbard: Eso también es falso. En la destrucción de las Torres no hay ninguna cosa extraña, ninguna trampa, ningún enigma. Hubo un polvo que se expandió por veinte cuadras a la redonda, eso sí, pero escombros hubo.
Se han encontrado los restos del avión, hubo cadáveres calcinados, trozos de objetos, etc. Fue un hecho normal sin ningún misterio. Lo único anormal, si se quiere llamarlo así, es que fue presenciado por naves extraterrestres.

Interlocutor: Sí, eso ya lo habíamos aclarado hace algún tiempo en otra sesión. ¿De dónde eran las naves?
Ron Hubbard: De varias procedencias, de Espiga, de Bellatrix IV. Justamente la nave que fue filmada pertenece a Bellatrix IV.

Interlocutor: Y bien clarita que fue filmada.
Ron Hubbard: Así es.

Interlocutor: ¿Fue un atentado exclusivamente terrorista o hubo connivencia con algún sector del gobierno norteamericano? La pregunta concreta que hago en primer lugar es si en las altas esferas del gobierno se sabía del atentado que se iba a producir, lo mismo que sucedió con Pearl Harbor?
Ron Hubbard: Si, ambos casos son similares. Se sabía lo que iba a suceder pero no lo impidieron por negligencia.

Interlocutor: ¿Negligencia o connivencia?
Ron Hubbard: No, connivencia no, negligencia.

Interlocutor: ¿En ninguno de los dos casos, entonces, se dejó que sucediera sin hacer nada para aprovechar la coyuntura? Con respecto a Pearl Harbor, por ejemplo para que Estados Unidos tuviera la excusa para entrar en guerra y con respecto al gobierno de Bush para atacar Irak.
Ron Hubbard: No, eso es un error. En ambos casos hubo negligencia. En el caso de Pearl Harbor, si tú repasas un poco la historia, te darás cuenta que Estados Unidos no tenía prácticamente en aquel entonces ninguna capacidad bélica.
Después del ataque a Pearl Harbor tuvieron que trabajar las fábricas las 24 horas del día para pertrecharse, con armas, aviones, etc. Incluso si el día hubiera tenido más horas también las hubieran trabajado.

Interlocutor: ¿Entonces es toda una infamia sospechar que Roosevelt dejó que los japoneses atacaran a Pearl Harbor como excusa para entrar en guerra?
Ron Hubbard: Totalmente. Al contrario, él tenía tanta impotencia ante el ataque por la carencia de armamento que dio orden de trabajar intensamente a todas las fábricas para prepararse y darles una lección a los japoneses.
Incluso ordenó que todas las fábricas de acero que estaban haciendo otras cosas dejaran de hacerlo y se dedicaran a los armamentos.
Las fábricas de autopartes, de automotores, etc., por ejemplo, apoyaron durante meses a las fábricas de aviones y de armamentos.

Interlocutor: ¿Pero entonces Estados Unidos no presionó para nada al Japón para que los atacara como dicen algunos historiadores?
Ron Hubbard: No, para nada. Fue un total acto de traición de los japoneses.

Interlocutor: ¿Concretamente, entonces, Estados Unidos no quería entrar en guerra y no tuvo más remedio que hacerlo después de Pearl Harbor?
Ron Hubbard: Así es. Y por suerte. Por suerte para la libertad del mundo en aquel entonces, porque fue Estados Unidos el país que dio vuelta la guerra, ya que de lo contrario la hubiera ganado Alemania, Japón e Italia.


Interlocutor: Entiendo.
Ron Hubbard: Volviendo al 2001, el ataque a las Torres Gemelas fue el resultado de un acto de total negligencia del gobierno porque muchos habían advertido a los funcionarios responsables que se planificaba un ataque contra un objetivo importante, pero no militar, en el propio corazón de Nueva York.

Interlocutor: Esto esta suficientemente claro. ¿Entonces toda esa gente que escribió libros planteando la hipótesis sobre un autoatentado ha sido influenciado por los espíritus del Error? Lo pregunto porque estoy viendo, por lo que usted me está diciendo, que han falseado los hechos. Incluso yo mismo creí esos hechos falsos.
Ron Hubbard: ¡Por supuesto que están detrás los espíritus del Error! Se podrá criticar a tal o cual gobierno de Estados Unidos sobre si es mala o buena la dirección en la que está llevando al país, pero nunca enrostrarle el sabotear a su propia Nación como excusa para hacer una invasión.

Interlocutor: ¿Puedo poner, entonces, con todas las letras, que tal perversión no existió?
Ron Hubbard: Sí, puedes ponerlo con todas las letras. A tal extremo, no.

Interlocutor: ¿Tengo que presumir entonces que todos los que han escrito sobre la hipótesis de un autoatentado son puros difamadores?
Ron Hubbard: Yo diría más bien que son comerciantes y hablar de un autoatentado favorece la venta de los libros.

Interlocutor: ¿Se puede decir que lo que hizo el gobierno de Bush es aprovechar para sus propios fines el ataque a las Torres Gemelas?
Ron Hubbard: Eso sí, pero no que le pusieron la capa roja al toro para que éste embistiera y así tener la excusa para matarlo porque "él me atacó primero". Esto deséchalo totalmente.

Interlocutor: Está bien, creo que el punto está aclarado. Volviendo al ataque a las Torres Gemelas, ¿hubo algún factor suerte?
Ron Hubbard: Ten en cuenta que a la distancia las Torres se ven pequeñas, pero cerca son edificios monstruosos.

Interlocutor: ¿Eran militares los pilotos?
Ron Hubbard: No, eran civiles pero con mucho conocimiento de vuelo.

Interlocutor: ¿Eran lisa y llanamente suicidas?
Ron Hubbard: Sí, totalmente. Además, los eligieron bien. Tenían muy buen aval. Su conducta era encomiable. En aquella época los aeropuertos no estaban tan vigilados y ellos exhibieron su carnet de aviador en perfectas condiciones, con una hoja de servicios intachable, con los mejores antecedentes.

Interlocutor: ¿Es decir que el atentado se preparó durante muchos meses y no fue algo improvisado?
Ron Hubbard: Sí, por supuesto. Incluso se había previsto otros pilotos de la misma envergadura por si ese día algunos de los elegidos se enfermaba o tenía alguna crisis o cualquier otro impedimento para volar.

Interlocutor: Sigo pensando que el ataque a las Torres Gemelas es algo asombroso por lo perfecto que salió. ¿Usted me ratifica que no hubo ninguna carga explosiva dentro del edificio?
Ron Hubbard: No, porque lo que estalló y produjo la caída de las Torres fue el combustible de los aviones. No te olvides que estamos hablando de 20.000 litros de gasolina muy inflamable en los tanques de cada avión.

Interlocutor: Yo leí en algún artículo que para que el acero se funda se necesita más temperatura de la que podía producir la explosión de la gasolina.
Ron Hubbard: No, no es así. La elevación de la temperatura que produjo el estallido del combustible fue suficiente para fundir el acero. Además, el mismo calor se fue retroalimentando elevándose a niveles considerables. La estructura se derrumbó porque cada piso incidió sobre el otro y no hubo ningún soporte que pudiese contener el derrumbe.

Interlocutor: ¿Fue una implosión o algo parecido a una implosión?
Ron Hubbard: No, no fue en realidad una implosión de las Torres, sino directamente un derrumbamiento sobre sí mismas. Lo que hace la implosión es quitar el aire y el derrumbe va hacia adentro, y en este caso fue un "pancake", es decir, cada parte que se derrumba incide sobre las siguientes.

Interlocutor: ¿Usted dice que no hubo nada de azar en esto?
Ron Hubbard: No, no fue azar, fue todo calculado.

Interlocutor: ¿Pero el efecto que produjo el impacto no fue acaso mejor que el esperado por los terroristas?
Ron Hubbard: En ese sentido sí, pues ellos no esperaban la destrucción de las Torres en la medida en que sucedió.

Interlocutor: Otra cosa que tengo para preguntar es que a los investigadores les intriga que cualquier periodista pueda entrevistar a Bin Laden pero los servicios de inteligencia de Estados Unidos no pueden ubicarlo.
Ron Hubbard: Eso es falso, pues no cualquiera puede entrevistarlo. Sólo pueden hacerlo gente de suma confianza y previo pasar por muchos controles.

Interlocutor: ¿Nada que ver, como dicen, que si Estados Unidos lo encuentra se acabó el juego?
Ron Hubbard: No, porque si lo encuentran no se acabó el juego, ya que aparecerán otros y la cosa seguirá. En realidad, Bin Laden no es una persona sino un personaje, si se entiende la diferencia. Si él desaparece, de inmediato surge otro de similar carisma.

Interlocutor: ¿Estarán preparando otro atentado?
Ron Hubbard: Mientras el fundamentalismo exista siempre habrá atentados.

Interlocutor: ¿Por qué murieron tan pocas personas? Creo que al final el recuento de los fallecidos daba algo así como menos de tres mil. Se calcula que debía haber en el momento del ataque por lo menos veinte mil personas trabajando en las Torres. ¿No es extraño?
Ron Hubbard: No, para nada. El ataque a las Torres fue realizado en un horario muy temprano y el conjunto de los trabajadores accedía al lugar algo así como media hora o una hora más tarde.

Interlocutor: ¿Éste es todo el misterio?
Ron Hubbard: Así es.

Interlocutor: ¿Entonces, en definitiva, todos los que están especulando sobre un autoatentado están falseando los hechos?
Ron Hubbard: Lo que están haciendo es vender libros.

Interlocutor: Entiendo la ironía. ¿Habría algo más para agregar sobre este tema?
Ron Hubbard: Solamente que, volviendo al principio de la sesión, el hecho de que los seres de Bellatrix IV se hayan apoderado del avión, con este acto han salvado vidas que de otra manera hubieran perecido al impactar sobre el suelo, y digo impactar sobre el suelo porque tal como iba ni siquiera iba a rozar el Pentágono pues caería en el césped adyacente.

Interlocutor: ¿Los pasajeros del avión que ahora están en Bellatrix IV no extrañan a sus familias?
Ron Hubbard: Sí, por supuesto, y muchos de ellos están en lo que aquí se llaman psicólogos. Algunos han propuesto incluso abducir a sus familiares para estar juntos nuevamente, pero los seres de Bellatrix se han negado sosteniendo que ellos para la Tierra están muertos y así deben ser considerados. Se les ha dicho que tienen que hacer de cuenta que están viviendo una vida prestada.

Interlocutor: ¿Se han adaptado estas personas a ese otro planeta?
Ron Hubbard: Sí, se han adaptado perfectamente, incluso tienen libertad para trabajar en lo que deseen o estudiar, sea música, literatura u otras artes
.
Interlocutor: ¿Por casualidad algún Yo Superior de los trabajadores de las Torres Gemelas avisó de alguna manera a su parte encarnada para que ese día no fuera a trabajar?
Ron Hubbard: No, en este caso no.

SESIÓN DEL 21/3/05
Médium : Jorge Olguín.
Interlocutor : Horacio Velmont.
Entidad que se presentó a dialogar : Ron Hubbard, fundador de Dianética y Cienciología.

Interlocutor: Sabemos que a Benjamín Solari Parravicini se lo considera un profeta y también sabemos que cuando lo consultamos con ustedes la respuesta es que las profecías no existen porque nadie puede saber el futuro, salvo el Absoluto y los viajeros del tiempo, que como pauta no lo dirán, salvo las infidencias que puedan cometer estos últimos.
Aclarado esto, mi pregunta es: ¿cómo es posible que esta persona haya podido anticipar de alguna manera el ataque a las Torres Gemelas, porque en un dibujo que hizo sobre la Estatua de la Libertad se ve a ésta partida en dos con una leyenda de su puño y letra que dice: "La libertad de Norteamérica perderá su luz, su antorcha no alumbrará como ayer y el monumento será atacado dos veces".
Mi pregunta, quizás un poco necia, es volverle a preguntar para ratificarlo, ¿no hubo para nada ninguna infidencia de algún viajero del tiempo, sea de la parte encarnada de este viajero o de su Thetán?
Ron Hubbard: Podemos pensar que la referencia es a las Torres Gemelas y a infinidad de cosas más, como a dos ataques directamente a la estatua.

Interlocutor: Que pueden suceder o no.
Ron Hubbard: Exacto, que pueden suceder o no. El hecho de que el ataque haya sido a las Torres gemelas y dejar en "Alerta Naranja" permanente a los aeropuertos, seguramente impide otros ataques que tal vez podrían dirigirse a la Estatua de la Libertad.

Interlocutor: ¿Usted me está queriendo decir que en el dibujo de Parravicini y en su leyenda cada uno puede interpretar lo que quiera a su antojo?
Ron Hubbard: Correcto.

Interlocutor: ¿Y en este caso interpretar que el dibujo y leyenda de Parravicini se refiere a las Torres Gemelas es totalmente antojadizo?
Ron Hubbard: Así es.

Interlocutor: ¿Así de simple?
Ron Hubbard: Así de simple. ¿Por qué quieres ver complicaciones donde no las hay?

Interlocutor: ¿Pero acaso tuvo alguna intuición o fueron los espíritus del Error que se lo dictaron?
Ron Hubbard: Ni lo uno ni lo otro, fue directamente su mente reactiva. Hay muchos supuestos profetas que han hablado generalidades como que "se descubrirá el secreto de las Pirámides", ¡y con esto hay tanta tela para hilar!.

Interlocutor: Es decir que cuando alguien "profetiza" con generalidades esta profecía terminando siendo como el famoso Test de Roscharch, donde cada uno ve lo que quiere ver.
Ron Hubbard: Exacto
.
Interlocutor: ¿Concretamente, entonces, ni de casualidad, se relaciona lo que dijo Parravicini con los viajeros del tiempo?, la única forma, por otra parte, de anticipar el futuro.
Ron Hubbard: Tú lo has dicho: ni de casualidad. Tienes que comprender que algo como lo que ha dibujado y ha dicho esta persona es algo muy distinto a contactarse por ejemplo con un águila -estoy hablando metafóricamente- y que el águila diga "veo una pequeña inundación, que se va a acercar y en menos de diez o doce horas va a estar aquí", y que la hormiga que está a ras del suelo diga que "eso es una tontería".
Esto es creíble, y ya pasó cuando Ketter, el Anciano de los Días, predijo años atrás que en el centro de la galaxia había un agujero negro. No fue ningún predestinador ni ningún adivino. Simplemente lo dijo por tener la técnica y estar contactado con seres que estaban cerca de ese centro de la galaxia. Esto no es adivinación y es válido.
Obviamente, si hubiera un viajero del tiempo que se lo está "soplando" a tu Thetán y tú lo dices, también es válido. Pero en el caso de esta persona no fue ninguna de las dos cosas.
Puede haber cosas que se dicen y son intuitivas. De pronto uno puede decir que caerá tal gobierno en tal país o cosas parecidas, pero esto entra dentro de la lógica de la especulación y nada más.
Interlocutor: ¿Por qué puede habérsele ocurrido a Parravicini algo así?
Ron Hubbard: Simplemente porque su mente reactiva estaba en contra de la supuesta libertad, que para él era opresiva, de Estados Unidos. Y la referencia a que la Estatua de la Libertad va a ser golpeada dos veces no fue más que una expresión de deseos manifestada de esa manera. No hay más que esto.

Interlocutor: ¿Usted puede percibir en qué estaba pensando Parravicini cuando hizo el dibujo y escribió la leyenda?
Ron Hubbard: Sí, por supuesto: su mente reactiva, como dije, estaba en contra de la supuesta libertad de Estados Unidos, como diciendo que oprimía a otros países mediante una supuesta democracia y entonces su mente reactiva lo hizo "predecir" irracionalmente de esa manera. Fue nada más que una expresión de deseos destructiva manifestada de la forma en que lo hizo.

Interlocutor: Es decir, en concreto, que las interpretaciones que se hacen en la actualidad de ese dibujo de Parravicini y su texto nada tienen que ver con lo que sucedió con las Torres Gemelas.
Ron Hubbard: Correcto. Es algo parecido a que tú tengas un coche pequeño y veas a una persona con un coche importado y entonces tú digas: "Predigo que esta persona chocará contra un muro de cemento y se hará puré". Y lo único que estás haciendo es manifestar una fuerte expresión de deseos de que tal cosa suceda. Si luego ese automóvil choca, eso no significa que tú hayas predicho nada.

Interlocutor: ¿Todo esto quiere decir que si Parravicini hubiera dicho que el monumento será atacado tres veces estarían esperando un tercer ataque?
Ron Hubbard: Si hubiera dicho tres veces también sería válido porque incluirían el ataque al Pentágono. Y también sería válido si hubiera dicho que será atacado una sola vez, porque fue en un solo día.

Interlocutor: ¿Está Jorge como para seguir y tocar directamente el tema del ataque a las Torres Gemelas y al Pentágono?
Ron Hubbard: No, lo tendremos que dejar para la próxima sesión.

Interlocutor: Bien, pero por lo menos quisiera saber si hay algo raro en todo esto. Lo pregunto porque estuve estudiando el tema y los datos que hay no concuerdan para nada.
Ron Hubbard: Hubo intervención extraterrestre.

Interlocutor: ¡No me diga! ¡Con razón las piezas no encajaban! ¿Ellos lo saben?
Ron Hubbard: ¡Pero por supuesto que lo saben! ¿Cómo no lo van a saber?

Interlocutor: ¿Por eso lo ocultan?
Ron Hubbard: ¡Claro que sí! Ellos no han encontrado nada, ningún resto del avión que presuntamente se iba a estrellar en el Pentágono.

Interlocutor: ¿Usted me está diciendo que Bin Laden no tuvo nada que ver?
Ron Hubbard: No, lo que estoy diciendo es que los extraterrestres aprovecharon la oportunidad.

Interlocutor: Ahora entiendo. Bueno, no quiero profundizar más porque prefiero dejarlo para la próxima sesión donde profundizaremos en el tema. ¿Le parece bien?
Ron Hubbard: De acuerdo.

Interlocutor: ¿Algo más que quiera agregar?
Ron Hubbard: No, solamente que estoy muy entusiasmado de volverme a contactar contigo por intermedio de este receptáculo.

Interlocutor: Antes de concluir la sesión quiero comentarle algo que me ha ocurrido en esta sesión que en ninguna otra me sucedió, y es que Jorge desapareció completamente y en la habitación estábamos solamente usted y yo. Me extraña porque en las otras sesiones siempre éramos tres, pero en esta no. Es una rara sensación de una fuerte presencia suya aquí.
Ron Hubbard: Es por mi mismo entusiasmo. Hay un aprecio personal. Uno dice que en el plano 5º no hay aprecio personal. Sí que lo hay. Nosotros sabemos que tenemos más afinidad con unos espíritus que con otros, pero como los espíritus de los planos IVº y 5º no tenemos ego, no nos ofendemos si de repente yo tengo más afinidad con unos espíritus que con otros.
Yo contigo, Horacio, tengo una afinidad, del uno al diez, de diez. Tal vez con otra entidad tengo una afinidad ocho, y si esa entidad es una entidad de Luz no se va a ofender por ello, porque la ofensa es ego.
Los dejo con toda mi Luz.

Interlocutor: Hasta luego, Maestro, y gracias.

Los científicos que viajaban en el avión abducido.
Estimado profesor Velmont: Respecto a lo del avión del pentágono resulta que estuve revisando la lista oficial de pasajeros del vuelo 77 de AA y efectivamente hay dos personas que trabajaban en el área de investigación genética, pero no son hombres sino mujeres: Dora Menchaca de 45 años y Lisa Raines de 42.

La lista oficial está aquí: http://edition.cnn.com/SPECIALS/2001/trade.center/victims/AA77.victims.html
Adicionalmente, otro punto es que los secuestradores no eran Iraquíes sino de Arabia Saudita.
Finalmente, me gustaría que también le diera crédito a Xavier (el muchacho de Barcelona) con quien suelo intercambiar mensajes y hablando sobre este tema fue que dimos con las dos señoras genetistas. Dar Ta-el.

Fuente: http://grupoelron.org/index.htm