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jueves, 21 de julio de 2011

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS


Hablar del origen del  Universo es como traer a la mente el gran fuego que dio origen al  inicio de los  tiempos; imaginemos una caldera hirviente de la cual provino todo, un fuego que ocupaba todo el espacio: ése era el Universo. No había ningún lugar que estuviera libre de ese fuego, cada  lugar en el Cosmos era una expresión de esa explosión de luz. Y todas las partículas del Universo estaban siendo trituradas en medio del calor y la presión extremas; todo lo que vemos, todo lo que existe, estaba ahí en el inicio, en  esa gran y quemante explosión de luz.

Todo lo existente en el Universo provino de ese origen común. Esto nos tendría que ayudar a darnos cuenta de que  todos los seres vivos estamos relacionados,  estamos formados por el mismo  material, porque todos hemos emergido de un mismo evento energético.  El Universo nos ha  honrado regalándonos ese fuego, que ha estado a nuestra disposición desde el inicio del tiempo, y  deberíamos sentir una tremenda reverencia por él.

Este es el fuego central de nuestro ser, el fuego interior del Cosmos entero que está en nosotros, por lo tanto no debería ser desperdiciado en trivialidades o deseos de venganza, resentimientos o desesperación. Debemos recordar que tenemos en nosotros el poder, dado por el Universo,  de forjar fuego cósmico. ¿Qué se puede comparar a ese destino?

Si estudiamos bajo esta óptica  la línea de nuestros ancestros veremos que se estira hacia atrás en el tiempo, pasando  a través de todas las formas de vida hasta llegar a  las estrellas, hasta el momento del inicio de  ese fuego primigenio.

Y este conocimiento es nuevo para la Humanidad. Somos la primera generación que tiene pruebas científicas del origen del Universo,  los primeros seres que al mirar al cielo estrellado

pueden ver también el nacimiento de las estrellas, de las galaxias y del Cosmos  como un todo. Si hay un punto en que podemos concordar todos los seres humanos, es en la historia básica de las galaxias, de las estrellas, de los Planetas, de los minerales y de todas las formas de vida, y de nuestra hermandad con ellas. Si queremos un  futuro para nuestra especie, deberá ser forjado a partir de esta nueva visión del mundo.

Esto nos hace responsables de la utilización  de nuestro potencial creativo. El Universo ha venido desplegando ese potencial en nosotros hasta ahora, volcando en cada uno de nosotros los poderes creativos necesarios para su  posterior desarrollo. El viaje del Universo  hacia su destino final depende de todas y cada una de las creaturas y elementos existentes, y entre ellas, de nosotros.

Nuestra creatividad es tan esencial  para este fin como la creatividad que existía en ese fuego primigenio.

A cada uno de nosotros nos aguarda una tarea específica; si no hubiera sido por eso, si no nos estuviera destinada una tarea particular que sólo cada uno de nosotros puede realizar, el Universo no se hubiera  tomado 15.000:000.000 de años para crearnos. Los poderes creativos que albergamos en cada uno de nosotros serán convocados cuando llegue la hora.

Para cualquier cosa que queramos aprender, antes deberíamos comenzar por tratar de entender el Cosmos, la Tierra y  todas las  formas de vida existentes en ella.

También debemos ser conscientes de que nuestra misión primordial como especie es darle forma humana al amor. Al principio,  el amor comienza como una especie de atracción; pensemos en el Cosmos, en las galaxias viajando a través del espacio: en la escala cósmica, el dinamismo básico del Universo es la atracción que sienten entre sí las galaxias.

Nosotros utilizamos la expresión gravedad para señalar esta atracción primaria. Cuando miramos el amor desde una perspectiva cósmica, vemos la atracción operando en todos los niveles. Y el amor comienza allí, cuando sentimos fascinación;  es la condición imprescindible  para iniciar un affaire amoroso en cualquier nivel de vida.

El destino se expresa en la búsqueda de intereses y fascinaciones individuales, pues es persiguiendo esta atracción que todos ayudamos a mantener unido el Universo.

Pensemos en las atracciones de cualquier orden de complejidad que encontramos en el Universo: la atracción que llamamos gravedad, las interacciones electromagnéticas, la atracción en el mundo humano, y hagamos una pregunta: si pudiéramos hacerlas desaparecer, ¿qué pasaría?

Para comenzar, las galaxias se separarían, las  estrellas de la Vía Láctea saldrían  disparadas en todas direcciones, pues no podrían continuar agrupadas como hasta ahora, bailando su danza galáctica. También las estrellas individuales se dispersarían, pues sus átomos no seguirían sintiéndose atraídos entre sí.

La Tierra se desintegraría también, pues  todos los minerales y compuestos químicos se disolverían y hasta las montañas desaparecerían.

Y aún si el mundo físico permaneciera incambiado, el mundo humano se desintegraría: nadie se molestaría en trabajar, pues no se sentiría atraído por hacerlo, por lo cual cesaría la actividad. Ningún científico estaría motivado a permanecer por las noches estudiando el cielo, y los amantes dejarían de perseguirse. Todos los intereses, el encanto, la fascinación y el misterio de la vida desaparecerían y con su ausencia, los grupos humanos perderían la energía que los  ha mantenido agrupados.

Galaxias, familias humanas, átomos, ecosistemas,  todo se desintegraría inmediatamente como consecuencia de la desaparición de la atracción. No quedaría comunidad alguna.

Ahora estaremos en  mejores condiciones de entender lo que significa el amor. El amor es una palabra que describe esta actividad de atracción en el Cosmos, este dinamismo primigenio que despierta a la vida las comunidades de átomos, galaxias, estrellas, naciones, personas, océanos y sistemas estelares. El amor es lo que enciende el ser.

Esta es la actividad básica en el Universo. Consideremos una estrella:
tiene en su centro helio, carbono, oxígeno, sílice; todos sus elementos, hasta el mismo hierro son creados en un calor llameante. Si la estrella tiene el tamaño suficiente, después de millones de años de vida se produce una  explosión en la que crea el resto de los elementos,  y los envía despedidos al Universo.

Nuestro propio Sistema Solar emergió de la explosión de una supernova, creando los Planetas y sus muchos elementos, los minerales y todas  las  formas de vida.

Pensemos en ésto: cuando respiramos, respiramos la creación de una estrella.  Toda la vida que podamos vivir, ha sido posible gracias al regalo de esa estrella. Nuestra vida ha sido evocada a través del trabajo de los cielos. La estrella emergió como resultado de la atracción, luego convocó la vida de otros. El aire que respiramos, la comida que comemos, los compuestos de los cuales estamos formados, todos son resultado de  la creación de la supernova.

Si profundizamos nuestro conocimiento  y realizamos que estamos aquí gracias a la creatividad de las estrellas, deberíamos sentirnos invadidos por  un enorme agradecimiento. Cuando nos pongamos a  reflexionar en el trabajo que fue necesario para hacer posible nuestra vida, un sentido de reverencia debería aparecer en nosotros. Y entonces, en lo más profundo de nuestros corazones, deberíamos poner en acción  nuestra propia creatividad. Lo que nosotros demos al mundo, permitirá a otros vivir en alegría.

Aquello que ha creado  todo necesita de nuestra creatividad, necesita de todo nuestro  compromiso y de nuestra labor para construir entre todos  la Historia Cósmica. Las montañas y los océanos, las estrellas y las formas de vida, todos receptores de la misma generosidad, están contribuyendo al desarrollo de la obra común, todos tiemblan con el mismo poder. Dado un número finito de días a vivir y una parte del fuego primordial con el cual trabajar, ¿quien puede negar que  nuestra única prioridad debería  ser contribuir al deslumbrante trabajo de colaborar en el desarrollo del Universo?

Fragmento del libro: “The Universe is a Green Dragon” de Brian Swimme

2 comentarios:

  1. gracias hermanos por la pagina reciban muchas bendiciones gracias su amiga judith

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  2. Continue espalhando luz e palavras magicas. Elas nos fazem bem a alma e nos aproxima mais de Deus. Que Jesus e abençoe.

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TE AGRADECERIA ME DIJERAS CUAL ES TU OPINION SOBRE LO ACABAS DE LEER ?
Y POR FAVOR, DEJA TU HUELLA ANTES DE RETIRARTE, NO PIERDAS EL CAMINO DE REGRESO, QUE LA LUZ UNIVERSAL TE ACOMPAÑE.