Un proyecto militar norteamericano utiliza ondas de radiofrecuencia cuyas consecuencias serían increíbles: modificar el clima, generar terremotos, interrumpir comunicaciones radioeléctricas y perturbar la mente humana.
Si todo esto sería posible, el control del mundo estaría al alcance de la mano.
El reciente terremoto de Haití que habría provocado 200 mil víctimas es visto por algunos como el resultado de dichos experimentos, pero no es posible confirmarlo. Las fuentes de información y desinformación distorsionan la verdad sobre H.A.A.R.P.(High Frequency Active Auroral Research Program o en español Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia) cuyas instalaciones en Alaska, Estados Unidos, despiertan suspicacias.
”Ciento ochenta antenas funcionando en conjunto serían como una sola antena que emite 1 GW =1.000.000.000 W, es decir mil millones de ondas de radio de alta frecuencia las cuales penetrarían en la atmósfera inferior e interactuarian con la corriente de las ráfagas eléctricas que producen las auroras”.
Así describen el proceso que desarrolla el Pentágono norteamericano a través de sus instalaciones en Alaska llamadas HAARP.
Apuntan hacia la ionósfera, ubicada a 48 kilómetros de altura y que llega hasta los 350 kilómetros. Los llamados cinturones de Van Allen se sitúan a distancias superiores, en la alta atmósfera, y tienden a captar las partículas energéticas que tratan de irrumpir en la tierra desde el espacio exterior. Todo eso es el gran laboratorio de los físicos norteamericanos.
Antenas al cielo.
Con poderosos transmisores de radio emiten pulsos artificialmente que estimulan a la ionosfera creando ondas que pueden recorrer grandes distancias a través de la atmósfera inferior y penetran dentro de la tierra para encontrar depósitos de mísiles, túneles subterráneos, o comunicarse con submarinos sumergidos, entre mucha otras aplicaciones. Eso dicen que pueden lograr con HAARP.
Pero también experimentan con el electrojet, que no es un aparato sino algo natural. Hay una electricidad flotando sobre la Tierra llamada electrojet aureal, al depositar energía en ella se cambia el medio, cambiando la corriente y generando ondas LF (Low Frecuency- Baja frecuencia) y VLF (Very Low Frecuency- Muy baja frecuencia). HAARP tiene la intención de acercar el electrojet a la Tierra con el objetivo de aprovecharlo en una gran estación generadora.
HAARP actuaría como un gran calentador ionosférico, el más potente del mundo. En este sentido podría tratarse de la más sofisticada arma geofísica construida por el hombre que utiliza a la atmósfera como espejo para proyectarla en cualquier lugar del mundo.
El proyecto es tan controvertido como peligroso. Sus defensores aducen un sinfín de ventajas de carácter científico, geofísico y militar, pero sus detractores están convencidos de que podrían tener consecuencias catastróficas para nuestro planeta, desde arriesgadas modificaciones en la ionosfera, hasta la manipulación de la mente humana.
Terremotos a control remoto.
Los amantes de las conspiraciones ya denuncian hace tiempo a HAARP como responsable de algunos terremotos trágicos de los últimos años. El de Haíti no queda afuera. El tema volvió al debate de la ciencia marginal y mereció varias columnas periodísticas. El artículo de Chevige González Marcó en el sitio Rebelión, es por demás de inquietante.
Allí cuenta lo que otros cuentan como verdad y que desestima el gobierno norteamericano:
Apenas 48 horas después de que el mundo empezara a conocer sobre las terribles consecuencias generadas por el terremoto de 7,3 grados en la escala de Ritcher, registrado en Haití, ya Barack Obama anunciaba que 3 mil 500 soldados estadounidenses partirían de inmediato a Haitía a brindar “solidaridad”.
La tragedia de Haití generó expresiones inmediatas de cooperación por parte de decenas de países. El pequeño aeropuerto de Puerto Príncipe colapsó, ya Estados Unidos tiene control directo del aeropuerto.
Según Roger Searle, profesor de geofísica en la Universidad de Dirham (Reino Unido) El terremoto de Haití fue 35 veces más potente que la bomba de Hiroshima. El catedrático también comparó la energía liberada por el terremoto en el país caribeño con la explosión de medio millón de toneladas de TNT.
Sin embrago, según la tesis de Searle, la energía liberada en el terremoto de Haití es una centésima de la que estalló durante el devastador Tsunami en la denominada Banda Aceh, al sur de Asia. Sin duda ese tsunami y su poder destructor causó una terrible impresión en la humanidad.
Algunos lectores dirán: esos fenómenos son la consecuencia de la contaminación y la destrucción del planeta; otros dirán: los terremotos siempre han existido y forman parte de la forma como está constituído nuestro planeta; y otros se preguntarán
¿estos fenómenos tendrán únicamente causas naturales o alguna potencia interesada en seguir ocupando espacios estratégicos está detrás de un plan militar imperial de proporciones inimaginables?
La Fuerza Aérea Estadounidense desarrolla un peligroso proyecto, que parece sacado de una película de ficción, pero no lo es, y que la comunidad internacional no sabe si ya está en ejecución. Se trata del proyecto Haarp, un sistema que puede generar violentos e inesperados cambios en el clima.
La traducción al castellano de las siglas Haarp es: Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia. Funciona a partir del ataque a la ionósfera con ondas de alta frecuencia con la potencia de 1GW, lanzadas a partir de un complejo de antenas ubicadas en Alaska. Los estadounidenses habrían logrado reproducir artificialmente una aurora boreal. Mediante este sistema pueden utilizar la energía que está presente fuera del espacio terrestre y reconducirla a los fines de generar bruscos cambios de clima. De esa forma se podrían utilizar al Haarp como un arma de guerra.
¿Será el Haarp mito o paranoia antiestadounidense?, no, en su resolución de 28 de enero de 1999 sobre medio ambiente, seguridad y política exterior (A4-0005/1999), el Parlamento Europeo señalaba que el programa HAARP manipulaba el medio ambiente con fines militares y solicitaba que HAARP. El organismo europeo, lejano de sospechas de ser antiimperialista pidió que se estableciera un convenio internacional que prohibiera el desarrollo de la máquina del clima.
De acuerdo con investigaciones científicas precedentes y relacionadas con la manipulación de frecuencias en la ionósfera, se conoce que mediante satélites u otros instrumentos de reconducción se puede utilizar los llamados hipocampos que generan los Haarp para otros usos distintos al cambio climático, incluso para aspectos que no necesariamente son dañinos a la humanidad, como generar capa de ozono.
Los Haarp potencialmente tendrían también la capacidad, de desintegrar objetos, generar combustiones espontáneas e inducidas, e incluso cambiar patrones cerebrales, inducir conductas y producir enfermedades biológicas. Investigaciones sobre el proyecto Haarp han surgido desde universidades estadounidenses y centros europeos.
Uno de los pioneros en la investigación sobre Haarp es Nick Begich, un investigador científico de Anchorage, Alaska, la región donde se ubican las antenas del proyecto. La investigación de Begich no fue sólo científica, sino también política. Descubrió las conexiones entre patentes reservadas y de carácter secreto del gobierno estadounidense, y luego de las empresas conexas que se iban haciendo cargo de patentes relacionadas.
Entre ellas, denunció el investigador, había algunas que se referían a “cómo hacer ‘Explosiones de tipo Nuclear sin Radiación’, sistemas radiantes de energía, el radar de sobrehorizonte, sistemas de detección para misiles que lleven cabezas nucleares, pulsos electromagnéticos antes producidos por armas termonucleares y otros recursos de la Guerra Espacial”.
Entre quienes han escrito sobre proyectos relacionados con los Haarp, se encuentra Zbigniew Brzezinski, quien fuera asesor de seguridad del ex presidente Jimmy Carter, y a quien relacionan con la tendencia política dentro del sistema de poder estadounidense que representa Barack Obama. Brzezinski se refirió a las alternativas existentes para lograr cambios en el pensamiento de los seres humanos y en la guerra ecológica. Dijo que a pesar de las incomodidades que podría generar eso en ciertos sectores, el uso de tecnologías como los Haarp era inevitable.
¿Representaba una amenaza Haití para los intereses estadounidenses?, evidentemente no, tampoco es una nación que a simple vista posea recursos naturales indispensables para Washington.
Lo que sí representa Haití es una posición geográfica clave en el Caribe, en el contexto de una Latinoamérica que está librando los procesos de recuperación de soberanía más importantes desde la Guerra de Independencia.
Es además Haití, uno de los países más pobres del mundo, tratado tanto por EEUU como por algunas potencias europeas como un campo de experimentación. Del Imperio pocas cosas se pueden dudar.
domingo, 3 de octubre de 2010
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