En su libro Gümbel sostiene que las plantas, al igual que los seres humanos, constan de tres zonas diferenciadas.
Mientras que las plantas se dividen en raíz, hojas y flores, los seres humanos tenemos tres grandes áreas: el vientre, el pecho ó tórax y la cabeza, correspondiéndose la raíz con nuestro vientre, las hojas con nuestro tórax y las flores con nuestra cabeza. La diferencia fundamental de estos tres territorios es que las plantas disponen de estos órganos de manera visible mientras que los seres humanos los tenemos en el interior, protegidos por músculos y huesos.
"Somos pues una hermosa planta única e irrepetible vuelta hacia dentro"
Partiendo de esta base podremos aplicar la aromaterapia para calmar nuestras molestias; Para ello solamente debemos conocer las propiedades de cada planta y el área del que se extrae su aceite esencial, ya que los aceites procedentes de raíces, hojas ó flores actuarán de un modo diferente sobre nuestro abdomen, pecho ó cabeza.
Según Gümbel las raíces y nuestro vientre son los pilares de la vida vegetal y humana por ser donde se realizan las funciones de sustento.
Al igual que las raíces nutren la planta componiéndose de bacterias y hongos como nutrientes básicos, los seres humanos disponemos de una flora intestinal compuesta de igual modo para poder digerir los alimentos.
El crecimiento de las plantas viene también regido por las raíces, y el de los seres humanos por el intestino, que aporta al cuerpo consistencia.
En el abdomen al igual que en las raíces se depositan los excedentes de sustancias nutritivas; Las plantas los almacenan en las raíces y los seres humanos en el vientre, en los glúteos ó muslos.
Finalmente la última similitud entre vientre y raíz es que en ambas se realiza la reproducción, albergando en esta zona el nuevo organismo.
Finalmente la última similitud entre vientre y raíz es que en ambas se realiza la reproducción, albergando en esta zona el nuevo organismo.
De este modo se concluye que las funciones de las raíces y los órganos abdominales son muy similares ya que en ellas se captan los alimentos, se produce el crecimiento, se depositan las sustancias nutritivas y se da paso a la reproducción, ejerciéndose así los pilares básicos para la vida.
En este sentido las plantas y nuestro tórax tienen una asombrosa similitud, ya que la respiración es una de las funciones más importantes para la vida. En este proceso también nos complementamos con total armonía; Mientras la planta toma dióxido de carbono y desprende oxígeno, nosotros respiramos oxígeno y expulsamos dióxido de carbono.
Tanto las plantas como los seres humanos parten de un parecidísimo sistema circulatorio que traslada los nutrientes a todo el organismo, transportando igualmente las toxinas hacia los órganos encargados de su eliminación. El flujo que hace esta labor en las hojas se puede observar con un potente microscopio, haciendo en la mayoría de los vegetales un recorrido trazado en forma de corazón. Este flujo depende de factores externos tales como la luz, el calor solar y otras variaciones climatológicas, mientras que en los seres humanos es la sangre quien, sometida por los latidos del corazón, regula este tránsito influido por agentes internos como nuestro estado de ánimo, preocupaciones ó temperatura interna.
Las similitudes entre las flores de una planta y los órganos de la cabeza del ser humano afectan al plano más espiritual, ya que ambas están marcadas por los sentimientos. Gracias a la luz la planta engendra flores y éstas van adquiriendo preciosos tonos y generando frutos de diversas formas y colores; Se desarrolla el crecimiento de las plantas, que culmina en la formación de semillas. Estas nuevas semillas darán paso a un proceso que se repetirá para generar una nueva “vida”.
La flor es la que porta los rasgos más significativos de una planta, ya que si pensamos en una hermosa buganvilla no son sus hojas verdes o enredadas las que nos vienen a la mente, sino una preciosa flor de llamativos tonos rosados.
En los seres humanos ocurre nuevamente lo mismo, ya que la cara es la máxima expresión que nos identifica y nos hace únicos y maravillosos.
Para tratar nuestras dolencias con hierbas medicinales deberemos conocer antes de qué parte de estas tres áreas ha sido extraído su aceite esencial, para así poder comprobar si nuestro trastorno también se sitúa en esa misma zona.
Veamos varios ejemplos:
Partiendo de las mismas similitudes entre raíz y abdomen nos servirá como ejemplo el Jengibre; Su aceite esencial es muy utilizado en aromaterapia. Varias investigaciones médicas han constatado su efectividad para tratar náuseas y como estimulante gastrointestinal, siendo muy utilizado para el tratamiento de indigestión, vómitos, dolores abdominales, mareos…Este aceite esencial que calma nuestras “raíces” se extrae precisamente de la raíz de este vegetal.
Para comparar nuestro tórax con las hojas de una planta recurriremos al eucalipto. De sus hojas y ramas jóvenes se extrae su aceite esencial de aroma balsámico y penetrante, que actúa en nuestro organismo como un excelente descongestionante del sistema respiratorio.
Finalmente tomemos la Lavanda para concluir con estas coincidencias.
Su conocido efecto sedante y relajante ayuda a liberar nuestra mente gracias a su aceite esencial, extraído de “la cabeza” de la planta (las flores frescas).
Deseo que a través de este bello paseo por las plantas y los seres humanos encuentres una razón más para recrearte y fascinarte de la belleza que nos une.
domingo, 12 de septiembre de 2010
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