El Mundo espiritual

Cuando el ser desencarna entra en un mundo donde hay casas, árboles, lagos, montañas, bosques, todo igual, tan es así que aquellas personas que dejan el mundo terrenal, principalmente los fallecidos en accidentes o muerte violentas, no se dan cuenta que están muertos, hasta podrían creer que un plato volador lo raptó y lo llevó a otra ciudad en otro lugar del planeta.

Cuando tienen una idea clara que dejaron el mundo material entran a jugar los apegos, estos pueden ser por algún o algunos asuntos no concluidos durante su encarnación, su conciencia que se expresa a través de los cuerpos astral, mental y el etérico, (recordemos que ya no tiene mas el cerebro humano) y entonces retorna a lo que fue su última morada, quiere intervenir en los asuntos de la casa, pero no se le hace caso, porque nadie no ve en su actual vibración o dimensión, de esa manera comprende su situación de desencarnado, hay muchos casos en que el fallecido asiste a su propio funeral.

Dijimos que el mundo astral esta compuesto por treinta y tres subplanos, los últimos en el sentido descendente son verdaderas cloacas astrales ya que allí van los que por propia decisión de libre albedrío no atienden a los mentores espirituales y los ángeles que los quieren llevan hacia el plano etérico. Esto es así por la holganza que les agradan vivir, así pasan días, meses, años y siglos, también hay casos que algunos reencarnan directamente desde el Plano Astral sin haber hecho el más mínimo progreso espiritual para conseguir su liberación, reeditando la misma vida anterior en su nueva encarnación.

La contraparte de esta situación es el caso de esas personas que en la vida terrenal tuvieron un poco o mucho de instrucción de verdaderas religiones y se llevan en el subconsciente la idea de progreso (espiritual, se entiende), esto hace que cuando toman conciencia de su desencarnación y ven llegar a los ángeles y mentores, los que siempre están presentes en ese tipo de servicio, y valga la aclaración, el progreso espiritual se consigue más que nada por la caridad y servicio al prójimo, esa tarea es caridad.

Así conducen a los desencarnados a los planos etéricos, que también son treinta y tres, los llevan a los retiros de esos planos para aprender la Ciencia de la Vida y prepararse para una nueva encarnación y proseguir su evolución.

En este momento y en este lugar volvemos a reiterar al amado lector, que una encarnación es una oportunidad para progresar espiritualmente, ¡ por Dios, sepamos aprovecharla!

Seguimos.
Después de miles de encarnaciones y con un trabajo sobre sí mismo, llegaremos al subplano 33º del plano etérico que es el límite para cruzar y entrar en el reino del Espíritu, que es el opuesto del reino de la Materia.

Esto que casi con displicencia se manifiesta está mas detalladamente explicado y que es lo mismo en el capítulo "Los Maestros Ascendidos" subtítulo "El Hijo pródigo" que como buen consejo es que lo repasen para darle la importancia que tienen en nuestro progreso espiritual.

Después de este vuelo por las alturas espirituales, volvamos al plano Astral del cual somos seguros candidatos para cuando desencarnemos, porque está claro no iremos al reino del Espíritu sin haber pasado por todos los subplanos del etérico, salvando los casos que por grado de evolución van directamente al etérico casi sin pasar por el Astral, salvo los trámites de la Junta Kármica.

Un trabajo que rinde crédito para nuestro progreso, dijimos, es la caridad, se puede expresar en muchas formas. Todas las oraciones, los decretos, los rosarios que se hacen aquí abajo, en los cuales siempre hay que expresar clara y concisamente a qué va dirigido y si es a persona a quién, el pedido de ayuda, para que cuando los seres cósmicos como Jesús, María, Khrisna, Mahoma, San Miguel, o cualquier Arcángel o santo de nuestra preferencia a quien nos dirigimos reciban nuestro pedido y envíen sus ángeles a recoger y llevar a destino los pedidos, que son los seres creados por Dios puesto al servicio de los Jerarcas para servir a la Evolución. Un detalle: no olvidarse de agradecer que sabemos de antemano se va a cumplir.